Peeta.
Seguí a Finnick por las puertas frontales del Club Nocturno Forbidden el jueves por la noche, esperando el olor a alcohol agrio y mohoso, y a sudor, puesto que cuando era niño, mi casa siempre había olido así luego de que papá viniera de beber. Pero me sorprendió lo limpio que olía, como a madera nueva, construcción reciente, incluso con un ligero olor a pintura fresca. El club tenía el techo oscuro, lo que lo hacía parecer más bajo de lo que probablemente era. Las mesas y sillas se encontraban por todo el sector izquierdo, mientras que el centro estaba libre con un pequeño escenario abarcando la derecha. Ya que el bar en sí se encontraba al fondo, continué siguiendo a Finnick hasta allá, donde abundaban un grupo de chicos. Uno se hallaba sentado en un taburete dándonos la espalda mientras se metía una paleta de caramelo en la boca y miraba algo en la pantalla de la laptop frente a él.
—Hart, ¿qué demonios estás viendo? —Otro chico, a quien inmediatamente reconocí del hospital como Gale, le preguntó al del taburete cuando se acercó a su lado para ver. —Hermano, mira esto. Alguien puso la canción Shake it Off de Taylor Swift, en un video de ejercicios de los ochenta, y está sincronizado jodidamente perfecto. Mierda, simplemente míralo. Gale lo vio por un segundo antes de girar su rostro para dedicarle a Hart una mirada extraña. —Amigo, ¿es en serio? —Vaya. —Otro chico se les acercó por el otro lado de Hart para ver el video—. Por favor, que alguien me diga que los chicos ya no usan medias como esas. Eso es demasiada información para mí. Gale lo golpeó en el pecho. —Cielos, me decepcionas, Lowe. ¿Cómo puedes ver lo que los tipos están usando cuando las tetas de las chicas están saltando de esa manera? —De acuerdo, ¿de qué se trata todo este alboroto aquí? —Un cuarto chico se inclinó sobre la barra para poder ver también la pantalla de la laptop. Pero en cuanto vio un segundo del video, se alejó de la barra y alzó ambas manos—. Necesitan ayuda. Ahí fue cuando Finnick escogió anunciar nuestra presencia.
—Oigan, todos. Él es Peeta Mellark. Es nuestro nuevo barman. Los cuatro chicos se giraron, y cada una de sus miradas aterrizó en mí. Al final, el cuarto chico se nos acercó, mirándome de arriba abajo.
—¿Desde cuándo tenemos un nuevo barman? —Desde hoy —contestó Finnick casualmente. El señor Curioso alzó la barbilla en dirección a Finnick. —¿Él es el ex convicto? Finnick sacudió la cabeza y suspiró. —Gale —murmuró—, eres un maldito cotilla, ¿lo sabías?—¿Qué? —Gale se encogió de hombros—. ¿Se supone que debía mantenerlo en secreto? —Solo. —Finnick levantó sus manos—. No vayamos a difundir su récord aparte de nosotros seis, ¿de acuerdo? De hecho, durante la primera semana más o menos, ni siquiera se saben su nombre. ¿Entendido? Ninguno de los otros bármanes parecía entenderlo. Se quedaron mirándolo como si hubiese perdido la cabeza. Yo mismo lo miré confundido, preguntándome por qué quería que incluso mi nombre se mantuviera en secreto. Pero no dio explicaciones. Finalmente, al que Gale había llamado Lowe, me apuntó y le preguntó a Finnick—:¿Él es —Sí —interrumpió Finnick, dedicándole a Lowe una mirada dura antes de que Lowe se girara hacia mí y me estudiara de pies a cabeza. Un instante después, bufó un sonido extraño. —Oh. No tenía idea de qué hablaban, así que les envié una mirada recelosa a ambos, esperando que me incluyeran. Pero todo lo que Lowe hizo cuando lo miré fue ofrecerme una sonrisa nerviosa y un asentamiento en bienvenida, lo cual solo me hizo aún más cauteloso. ¿Qué demonios?Desde su asiento, Hart levantó la barbilla y decidió hablarme directamente.—Así que, ¿por qué fuiste a la cárcel? Trasladé mi atención hacia él, y algo en mi mirada debió haberlo intimidado, ya que se echó hacia atrás en su asiento con desconfianza. Dado que era obvio que lo había asustado lo suficiente, sin poder evitarlo, respondí—: Violación y asesinato. Hubo un silencio enorme hasta que Gale explotó—: ¡¿Qué demonios, Finnick?! ¡¿Acabas de contratar a un asesino violador para que trabaje con nosotros?! ¡Hombre! Finnick me miró fríamente, como diciendo que mantenga la boca cerrada. Pero solo le devolví la mirada, impenitente. No es como si hubiese mentido. Sí fui a la cárcel por ambas acusaciones. Frotándose la frente, Finnick les frunció el ceño a sus empleados. —¿Hace cuánto tiempo me conocen, idiotas? ¿En serio creen que contrataría a un violador? El desagrado en su voz pareció haberlos aliviado, pero el que se encontraba más cerca de mí, preguntó—: ¿Qué hay de la parte de asesinato? Finnick se encogió de hombros. Luego le echó un vistazo a Lowe y murmuró—: Estoy seguro que tuvo una buena razón para hacerlo.
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Mi Felicidad.
RomanceMe enamoré una vez. Fue asombroso. Ella era asombrosa. La vida era asombrosa.