Presente

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KATNISS.

Estaba teniendo un delicioso sueño sobre Peeta moviéndose dentro de mí, llegando a un sitio que me tenía justo en el borde, cuando alguien se metió en la cama conmigo, despertándome de golpe. Jadeé, avergonzada de mi maldita mente. Me disgustaba estar teniendo un sueño de sexo mientras un niño de diez años me buscaba para darle consuelo después de una pesadilla. Pero, maldita sea, después de casi llegar a un orgasmo con Peeta en el club, me quedé tan caliente que ni siquiera podía estar enojada con él por haberme abandonado después. Quiero decir, está bien, sí, estaba molesta. Enojada, en realidad. Pero al menos ahora sabía que todavía se preocupaba por mí, que todavía me quería, que me extrañaba. Su incapacidad para negarme su amor me dijo todo lo que necesitaba saber. Se contenía por alguna razón que todavía no sabía, pero tanpronto como descubriera cual era esa razón agravante, iba a aplastarla bajo mis pies y borraría el problema para que nunca volviera a sentir la necesidad de alejarme. Pero primero, tenía que ocuparme de Colton Gamble. Esta era la tercera noche consecutiva que me buscaba después de una pesadilla. Las dos primeras veces, no le pregunté nada después de saber que tuvo un mal sueño y solo quería compañía. Dejé pasar el tema y le permití quedarse el resto de la noche. Cuando le pregunté a Aspen, me dijo que solía hacer eso con Caroline, su hermana, cuando ella vivía aquí. Esta noche, sin embargo, estaba lista para él... bueno, tan pronto como me calmara y dejara de pensar en la polla de Peeta dentro de mí. 

—¿Otra pesadilla? —le pregunté después de un minuto, actuando como si acabara de despertarme.
Se acurrucó más cerca de mí, temblando.
—Sí.—Pobrecito. —Le acaricié el pelo empapado de sudor en la frente—. Odio tener pesadillas. Solía soñar que me presentaba a la escuela en nada más que mi ropa interior y todo el mundo se reía y me señalaba, y sin importar donde mirara, no podía encontrar nada de ropa. Colton se rió, sus músculos se relajaron. —¿De qué era tu sueño? —Cuando no respondió, supuse—: Se trataba de zombis, ¿no? Los juegos de zombis era lo nuestro. Siempre que venía de visita —antes de que en realidad viviera con los Gamble— solíamos jugar una versión de un juego de zombis en una de sus consolas de videojuegos. O éramos conocidos por ver juntos el espectáculo iZombie. Estaba un poco obsesionado con ellos. No me sorprendería en absoluto si los muertos vivientes se metían en sus sueños. —No —murmuró—, era de mi madre. No esperaba esta respuesta. Lo único que Aspen me contó de su madre era que fue negligente y no se hizo cargo de ninguno de sus hijos, por lo que Noel fue a buscar a sus tres hermanos y los trajo a vivir con él.—¿Qué pasó con ella? —le pregunté, besando su frente mientras seguía acariciándole el cabello. —Venía para llevarme lejos —dijo, acercándose más—. Cada vez que sueño, ella siempre me lleva de nuevo, y nunca vuelvo a ver a Brandt, Aspen, Noel ni a Caroline. Tragué saliva, haciendo una mueca, porque me dolía escuchar que un niño tenía miedo de estar con su madre. ¿Qué demonios le hizo?Haciendo caso omiso de la creciente ira, le dije—: Sabes que no tienes que preocuparte por eso, ¿verdad? Noel y Aspen ahora tienen la custodia legal. Tu madre no podría llevarte, ni aunque lo quisiera.

—Lo sé —murmuró—, pero no puedo dejar de soñar con ello.
—Bueno, vamos a resolver esto. Si tu mamá viene a buscarte y trata de llevarte, ¿qué harías? Se puso tenso. Le acaricié el pelo un poco más.
—¿Qué te parece esta idea? Te he visto darle con una pala a un zombi, y chico, déjame decirte, eres impresionante. ¿Qué tal si la amenazas con una pala y le dices que no te vas a ninguna parte con ella, o va a ser echada al estilo zombi?

Él se rió. —O un corte de pelo con el corta césped.

—Diablos, sí. También eres mortal con eso. Pasamos por unos escenarios más de cómo podía valerse por sí mismo y negarse a ir a ninguna parte con su madre. Y después de que hablamos, sin embargo, le di un codazo en el brazo. —Oye, tengo una sorpresa para ti. —¿En serio? —Su voz se animó—. ¿Qué es?—No puedo decírtelo. Tienes que encontrarlo tú solo, pero lo escondí en esta habitación y solo se puede ver en la oscuridad, porque le puse una pegatina que brilla en la oscuridad. Colton saltó de la cama inmediatamente y comenzó a buscar. Sonreí porque no parecía tener problemas para hurgar en la oscuridad.

Mi Felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora