KATNISS.
El día de la fiesta parecía particularmente caluroso y húmedo. Cuando me puse el vestido color malva que mi madre denominaba morado, gemí. Esta cosa sofocante me iba a ahogar aún más en el calor. Así que hice una pausa antes de deslizar los tirantes sobre mis hombros para tomar una última bocanada de aire fresco. Como la parte superior de la espalda estaría expuesta hasta la parte inferior que se ataba al estilo corsé, no podía usar un sostén.
Me tomé un momento para mirar mis pechos desnudos en el espejo, recordando la boca de Peeta en ellos. Hoy me dolían un poco, pero era un buen dolor. Siempre que pensaba en lo que habíamos hecho, el dolor se extendía, desarrollándose en mis pezones y yendo entre mis piernas. Ojalá estuviera aquí ahora, así podría presionarme contra la dureza debajo de sus pantalones vaqueros y aliviar algo de este latido pulsante. Estaba cachonda, me di cuenta con un sobresalto, y eso me hizo reír. A lo largo de toda mi infancia, siempre me sentí como una inadaptada que nunca podía encajar en nada ni hacer cosas como la gente normal. Cuando fui a la escuela, la sensación continuó porque era muy paranoica. Pero después de la forma en que mi familia siempre me trató como a una extraña, tenía demasiado miedo de exponerme. Había estado tan segura de que envejecería sola y triste porque nunca podría encontrar un lugar en el que encajar. Pero ayer, un muchacho me había dicho que me amaba, y besó mis pechos, y hoy me sentía tan por encima de una chica normal; jodidamente resplandecía. Y ahora sabía dónde encajaba.De repente entendiendo por qué Jeremy me había preguntado si perdí mi virginidad, me sonrojé aún más. ¿La gente era capaz de darse cuenta de que estaba enamorada solo con mirarme? ¿Y si alguien en mi familia se daba cuenta y decidía investigar? ¿Y si, algún día, me seguían cuando me reuniera con Peeta y nos encontraban juntos?—¡Katniss! —gritó la voz irritada de mi madre desde la base de las escaleras—. En serio. ¿Qué te está tomando tanto tiempo? La estilista y la maquilladora están aquí, esperando. Con un suspiro, me abotoné el resto de mi vestido, me puse los tacones que mi madre había elegido para completar el conjunto, y salí rápidamente del cuarto.
—Ya voy. Mientras bajaba las escaleras, mamá me miró desde abajo. —Pisa con más cuidado, ¿quieres? Suenas como una manada de búfalos. Al menos me gustaría darle al estilista la ilusión de que eres una joven decente.
—Lo siento —murmuré, bajando la cara y desacelerando el paso para que el repiqueteo de los tacones pudiera ser más propio de una dama. Resoplando con disgusto, mamá me agarró del brazo y me arrastró tras ella. Creo que las mujeres que esperaban en la sala para arreglarme habían oído el regaño. Cada una me envió una mueca simpática y fueron extra agradables mientras trabajaban simultáneamente en mi cara y pelo. Todo el tiempo, mi madre hizo guardia, ofreciendo la ocasional crítica desagradable, y al momento que terminaron, tuve que admitir que me veía bien. Con el maquillaje parecía de dieciocho años, tal vez incluso más. Y no había nada encrespado en mi cabello; cada rizo lucía increíble.
—El fotógrafo está aquí —anunció papá al pasar, mientras revisaba una pila de correo en sus manos.
—Bien. —Mi madre me instó a ponerme de pie con una sonrisa casi orgullosa, luego dijo con brusquedad—: Abbott. Está lista. ¿Qué te parece? —¿Hmm? —Se detuvo para fruncirle el ceño.
Mamá movió su barbilla en mi dirección.—Katniss —dijo. —Oh, sí. —Miró por encima, apenas observándome—. Muy linda.
—Lo sé —se pavoneó mamá—. Tuve que salir del estado para encontrar a la estilista perfecta que produjera este tipo de milagro en su pelo indomable. Me encogí de hombros, avergonzada de pensar que por un momento había estado feliz conmigo y con la forma en que me veía. Pero no, se sentía satisfecha con la transformación que ella había orquestadoYa sin preocuparme de que se notara el resplandor de mi amor recién descubierto delante de ella ni de nadie en mi familia, la seguí al exterior, infeliz y con calor, y lista para acabar con este día. Cato se topó con nosotras cuando iba entrando. Hizo una pausa y me observó, estudiándome de la cabeza a los pies. Después de un resoplido, siguió, diciendo—: Podrías haber tenido mejor aspecto si hubieras rellenado tu sostén. Miré su espalda cuando entró a la casa, ya sin sentirme resplandeciente, y de pronto consciente de mí misma. ¿Qué pasaba si Peeta había tenido el mismo pensamiento? ¿Y si estuvo decepcionado? Anoche no pareció haberle importado el tamaño de mis pechos, pero y si —¡Katniss! —espetó mamá—. Dios mío, ¿qué te pasa? Deja de perder el tiempo y ven aquí. Asentí y corrí tras ella, hacia un hombre que esperaba con un bolso negro colgado del hombro y una de esas enormes cámaras profesionales en la mano. Ya había examinado el patio y tenía un par de lugares en mente para tomar algunas fotos. Lo juro, me encontraba muy cerca de ser picada por una abeja junto a la pérgola de rosas, pero no dije ni una palabra. Después de terminar con la mayoría de las fotos en la glorieta, mi madre decidió que quería que se tomara también un retrato familiar, ya que el fotógrafo estaba allí. Veinte minutos de quejas después, los hombres de la familia se nos unieron. Max podría haber sido la única persona en decirme que me veía bien, pero se hallaba demasiado absorto en sí mismo, perdido en sus propios pensamientos, para notar a cualquier otra persona, y me sentí agradecida. Ya no sabía qué pensar de él. Incluso podría haber confiado más en Cato que en Max. Cato siempre había sido abierto y franco sobre cualquier odio que sintiera. Max era demasiado precavido, y ahora sabía que no era tan bueno como siempre pensé. Perdida en mis propios pensamientos sobre cómo quería evitar a Max de aquí en adelante, me sobresalté cuando un fuerte crujido, como la rama de un árbol cayendo y estrellándose contra el suelo, vino desde los árboles del bosque. —¿Qué demonios fue eso? —se quejó mi padre al tiempo que mamá jadeaba y lo agarraba del brazo.
ESTÁS LEYENDO
Mi Felicidad.
RomanceMe enamoré una vez. Fue asombroso. Ella era asombrosa. La vida era asombrosa.