XLIX - El Final Del Camino, parte I

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Generaciones atrás, cuando hombre y bestia aún eran uno, el nacimiento de los primeros cachorros incapaces de mutar de piel había traído dolor y desasosiego a las familias de todos los reinos.

Algunos creían que se trataba de mala suerte; algún tipo de debilidad involuntaria que quizá se solucionaría con el paso del tiempo, o cuando los niños presentasen sus primeros signos de madurez sexual (decepcionándose obviamente al descubrir años después que no era así); mientras que otros, más devotos, sostenían que se trataba de alguna especie de castigo de la Diosa Luna por no haberla venerado lo suficiente, no haberle dedicado suficientes tributos, no haber dedicado suficiente tiempo a admirar su belleza (pero desde luego, ningún tipo de rito o cántico sagrado de su parte sirvió para revertilo tampoco).
Fuera como fuese, no había requerido más que tres o cuatro generaciones "falladas" para que el instinto animal de toda la raza humana se extinguiese casi por completo, quedando relegado únicamente a una voz inconsciente en el fondo de la mente de los más perceptivos, y a un acalorado inconveniente trimestral en los pantalones de los más recatados.

De un momento para el otro y sin preverlo, "peculiar" ya no era el cachorro que nacía sin su parte animal detectable, sino aquel que todavía lograba transformarse en su bestia interior de tanto en tanto. Pero ya no se los había vuelto a ver con el mismo tipo de respeto ni valoración que en un pasado, sino todo lo contrario.

Varios cientos de años después de tan dolorosa separación, ya nadie recordaba las épocas en que era usual ver a una persona común convertirse en una criatura de un momento para el otro; se lo consideraba "cosa de leyendas". Por eso, cuando Dean alcanzó su primer y accidentado celo en el bosque, a los quince años de edad, no imaginó que también conocería esa tarde a alguien capaz de conectar con su lobo interior de la misma forma en que supuestamente lo habían hecho sus antepasados...

Y mucho menos, que aquella persona sería su propio hermanito, Sam.

—"¡Sam! ¡Sammy, ya basta!" —el omega había suplicado, no por el bien de su ex-amigo Benjamin (los dioses sabían que él mismo lo habría desmembrado a golpes de no haber estado tan asustado por su repentina excitación), sino porque haber visto a su pequeño, desgarbado y siempre gentil hermanito convertido en aquella violenta versión de sí mismo le había resultado verdaderamente escalofriante, y Dean había deseado cuanto antes que volviese a ser el niño dulce de siempre.

Claro, el que Sam hubiese podido invocar de esa manera a su alfa interior había marcado la diferencia esa tarde, convirtiendo a lo que podría haber sido una tragedia en sólo un encuentro brusco y desafortunado; pero aún así Dean no podía evitar preocuparse por la reacción del muchachito, quien al verse abrumado por las circunstancias se había literalmente convertido en una pequeña fiera...

O eso había creído él, durante años. Pero se había equivocado.

Esa tarde, tanto tiempo atrás, Sam no había mutado por completo. Sólo había habido un destello en sus ojos, un especial filo en sus caninos, un grosor en sus uñas que no había estado antes allí, y que lo había ayudado a sacar una feroz determinación de lo profundo de su ser, ayudándolo a noquear a su adversario... Pero el lobo en él no había realmente aflorado. Sólo se había asomado hasta la superficie, agresivo y dominante, sí, pero fugaz.

Dean no sabía realmente si en alguna ocasión futura llegaría a convertirse por completo o si aquello sólo habría sido cosa de una vez; un despertar más turbulento que el de la mayoría de los niños, producto de la circunstancia apremiante. Lo único que sabía era que había algo especial en su hermanito, algo único y mágico, y que era importante que nadie se enterara de ello, o podrían atormentarlo.

Durante diez años, todo había marchado sin problemas. Un secreto bien guardado, del cual ni el propio Sam era enteramente consciente...

Pero ya no más.

La Manzana Prohibida (Destiel Omegaverse AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora