XLII - "Fatua pax"

1.3K 118 258
                                    

El amanecer encontró a Dean recostado boca arriba sobre su capa, aún en lo profundo del bosque. A su izquierda Jack dormía hecho un bollito sobre su hombro; su suave cabello rubio tan sedoso y brillante como el del lobezno en sus sueños. A su derecha, Castiel yacía de lado, envolviéndolos a ambos en un firme abrazo protector, mientras un serio rictus ensombrecía su semblante dormido.

El omega suspiró al verlo. ¡El alfa se había mostrado tan valeroso el día anterior...! Dean apenas podía creer que hubiese doblegado a Arthur Ketch de esa forma; tan seguro de si, tan hábil, tan... milagrosamente ileso. En retrospectiva, resultaba asombroso pensar que las cosas les hubiesen salido tan bien pudiendo haber terminado tan, tan mal. Y no sólo durante el duelo, aunque eso era lo que más había aterrado al omega, incapacitado por la voz de mando de Castiel como lo había estado; sino también tras la charla posterior con él, justo antes de dormir, donde Dean por fin había podido confesarle su estado.

Jody se lo había advertido: Cuánto más aliviado se sentiría al compartir aquella carga, aquel secreto. Pero el príncipe no la había escuchado. Para él, su embarazo era un incordio, una molestia; uno de sus mayores temores, inesperadamente hecho realidad. ¿Por qué hubiese querido compartirlo, admitirlo siquiera?

Sin embargo, Castiel se había mostrado comprensivo y alentador al respecto, y no había intentado imponerle su postura, lo cual había hecho a Dean sentirse... mejor. No bien, desde ya, pero sí menos al límite.

¿Seguía siendo un pésimo momento para traer un cachorro al mundo? Por supuesto. ¿Seguía Dean estando aterrado ante la perspectiva de ser padre? Definitivamente. Pero tras haber tenido esa charla sincera con Castiel, y encontrándose momentáneamente a buen resguardo del peligro, cálidamente envuelto entre los brazos del alfa, el omega pensó que, tal vez, sí pudiesen hacerlo funcionar después de todo...

Eso siempre y cuando lograsen abandonar el reino antes de ser encontrados; pues sobre Cas no sólo pendería la condena de haber liberado al príncipe de su confinamiento, noqueando a varios guardias del calabozo en el proceso, sino ahora también la de haber asesinado a casi media docena de soldados reales, incluyendo a uno de los matones preferidos de su padre.

El omega cerró los ojos por un momento, frustrado. ¿Cómo había su vida dado un giro tan espectacular, y qué se suponía que hicieran a continuación? Buscados por la misma corona que había adornado su cabeza toda su vida, obligados a huir lejos por amor... ¿Acaso querría su padre acusarlo de traición? ¿O limitaría esa condena únicamente hacia Castiel, reservando para él un destino peor que la muerte?

De pronto, su compromiso con Crowley vino a su mente, y Dean asintió aliviado al recordar que el duque no era quien decía ser, y que, siendo omegas los dos, sería imposible que contrajesen matrimonio. Claro que el rey no sabía eso, y Dean preferiría no tener que decírselo; especialmente considerando que a Bobby parecía en verdad importarle el idiota de Crowley, y que delatarlo probablemente resultaría en otra condena por traición, pero...

Se detuvo a sí mismo, abofeteándose mentalmente. ¿Qué rayos hacía pensando en lo que podría llegar a ocurrir si los encontrasen? ¡Eso era exactamente lo que estaban intentando evitar! Y no sólo para protegerse a ellos mismos, sino también para mantener a Jack alejado de su indeseable padre biológico; algo que al omega por momentos se le olvidaba, pues le costaba creer que Lucifer estuviese realmente emparentado con el niño... Pero lo estaba.

Al igual que con Cas.

-Castiel y Lucifer son hermanos -Se repitió a sí mismo en su mente por enésima vez desde que lo había descubierto, atónito.

¿Cómo diablos era eso posible?

En ese momento el alfa dejó escapar un suave gruñido y movió su mano hasta el vientre de Dean, aún profundamente dormido. El príncipe esbozó una sonrisa cansina, sintiendo a su omega interior esponjarse de dicha ante el contacto, y tan solo se permitió a sí mismo relajarse, disfrutar por un momento de la agradable sensación de estar entre sus brazos, envuelto en su calor, sin pensar en nada más...

La Manzana Prohibida (Destiel Omegaverse AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora