XXXIV: Consecuencias

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-Dean, ¿estás bien...? -La vocecita de Jack llegó a sus oídos desde la distancia, pero el príncipe apenas si la oía. Todo sus sentidos estaban puestos en su propio cuerpo en ese momento, en intentar percibir la vida que su omega tan orgulloso decía albergar en su interior, incluso a pesar de saber que le sería físicamente imposible lograrlo aún.

Embarazado... ¿él? No, no podía ser...

El descubrimiento había sido tan repentino e inesperado que se negaba a creerlo posible. Y sin embargo, ahora que su instinto se lo había confirmado, era como si lo hubiese sabido desde el primer momento, y sólo hubiese estado ignorándolo por el bien de su tranquilidad. 

-Hey... ¿me estás escuchando...? -Jack inquirió, pero el omega arrodillado junto a él estaba aún demasiado estupefacto para reaccionar. Su corazón bombeaba con fuerza, sus pulmones se negaban a dejar entrar el aire, sus manos temblaban... ¡Aquello era simplemente demasiado! ¿Qué se suponía que iba a hacer? Él no sabía absolutamente nada sobre gestar un hijo, ¡jamás lo había creído posible! ¿Cómo iba a encarar algo así en semejantes circunstancias? 

¿Cómo le iba a decir a Cas...?

-¿Dean...? ¿Qué tienes? -El niño frente a él insistió, y Dean se vio obligado a regresar finalmente a la realidad al percibir el temor en su voz.

-Y--Yo... -Balbuceó con la voz estrangulada, a duras penas hallando la voluntad necesaria para contestar. -E--Estoy bien, descuida.

-¿Le preguntaste a tu omega ya? -El pequeño inquirió, exaltado, y por un breve momento el mayor se vio tentado de mentir.

-Sí. Ya le pregunté...

-Y vas a tener un bebé, ¿cierto? ¿Mi instinto no me mintió?

La ilusión en los ojos del diminuto alfa, y la forma expectante en que hizo su pregunta, llevaron al omega a maldecirse por haberle sugerido conversar con su instinto a tan temprana edad. Era un paso tan importante, y un vínculo tan valioso, que sencillamente no podía engañarlo sobre eso. Sería como derrumbar su confianza en si mismo, y bajo ninguna circunstancia podía permitir que eso ocurriera.

-Ah, tú y tus malditas ideas, Dean... -Gruñó mentalmente antes de levantar la vista hacia el pequeño niño. -No, Jack, tu alfa no te mintió -Suspiró. -Él jamás te mentiría...

La reacción del niño fue exactamente la que él esperaba. Sus ojos azules se abrieron de par en par, su boca se estiró en una inmensa sonrisa, y tras inspirar con fuerza exclamó:

-¡Lo sabía! ¡Voy a tener un hermanito! -Y riendo con ganas se abalanzó sobre el espantado omega, dándole un gran abrazo con todas las fuerzas que sus bracitos flacuchos le permitían. Cuando por fin lo soltó, su tierno rostro continuaba brillando de alegría, y eso sólo hizo sentir más miserable a Dean.

¿Acaso él no debería sentirse de la misma manera...?

-Jack, yo...

-¿Vas a decirle a mi papá? -El niño lo interrumpió mientras rebotaba en el lugar. -¡Seguro va a estar feliz de saberlo!

-Yo no estaría tan seguro... -El mayor pensó, recordando las palabras del alfa cuando se había resistido estoicamente a sus súplicas durante su celo: "¿Qué ocurriría si por ceder a mis impulsos terminases esperando un hijo mío?", había dicho... Y al final eso era exactamente lo que había ocurrido. ¿Cómo rayos iba a admitírselo ahora? ¿Y qué diría él? -Bueno, ya no estamos en el palacio... -Se recordó en un pobre intento por mantener las esperanzas, pero sin verdadera convicción. 

-Dean... -Jack insistió mientras lo tomaba del hombro y lo sacudía con cuidado.

-¿Q--Qué?

-¿Vas a decirle a mi papi cuando venga?

La Manzana Prohibida (Destiel Omegaverse AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora