XXXVIII - Larga vida al Rey

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-¡Dean! -La voz de Castiel resonó en el granero donde el enfurecido omega había ingresado en busca su caballo. -¿Qué estás haciendo?

-Déjame. -Fue toda su respuesta. El alfa se le acercó de dos grandes zancadas y lo tomó por la muñeca, pero el príncipe se deshizo de su agarre con un brusco movimiento de su brazo, lanzándole una mirada feroz. -¡Que me dejes! -Insistió.

-Dean, tu reacción no tiene ningún sentid--

-No te atrevas a cuestionarme en este momento, Castiel.

-Entonces por favor intenta escucharme. Meg y yo no--

-Ninguna frase que comience con "Meg y yo" va a lograr su cometido, te lo advierto.

El alfa tragó saliva, asombrado por la ferocidad de su omega pero no obstante no dispuesto a dejarlo ir en ese estado.

-De acuerdo... -Intentó nuevamente, hablándole con firme calma como si de un animal encabritado se tratase, esperando que eso lograse apaciguarlo. -Lamento lo que acaba de ocurrir, y lamento que tuvieses que escuchar las provocaciones de esa mujer. Por favor no les des tanto crédito, yo no--

-¿Cuántas veces dormiste con ella? -La pregunta lo sorprendió. ¿Realmente debía hallar una cifra...?

-Dean, eso no...

-¿¡Cuántas veces?! -El omega insistió- No es una pregunta tan difícil, Castiel. ¿Durante cuánto tiempo te acostaste con ella?

-A--Algunos años. Pasé mis períodos de celo con ella durante algunos años.

Dean soltó una risa sin humor y se mesó el cabello, alejándose algunos pasos del alfa como si el mismo le repugnara. Lucía anonadado.

-"Algunos..." Vaya. ¿Y qué rayos haces aquí conmigo, eh? ¿Por qué no seguiste con ella después de tanto?

-Porque no la amo. Dean, nuestra relación no era más que una amistad, ella--

-Una amistad donde follaban todos los meses, interesante concepto. ¿Ese también era el tipo de relación que te unía a la madre de Jack? Porque de pronto comienzo a cuestionar tu concepción de la amistad en sí, Castiel.

-Kelly y yo jamás estuvimos íntimamente relacionados. -El alfa repuso, ceñudo. -Y mi relación con Meg fue muy anterior a conocerte a ti, Dean. ¿Por qué te enfada tanto?

-¡Porque yo jamás me vinculé con nadie que no fueses tú! -El omega estalló, y Castiel creyó ver un brillo húmedo en su mirada, que pronto el príncipe ocultó cerrando sus ojos con fuerza. -¿Tuviste hijos con ella? -Agregó con la voz tomada, haciendo un evidente esfuerzo por calmarse. El alfa negó rápidamente, sorprendido por su pregunta.

-No, claro que no.

-Pasabas tu celo con una omega, Castiel. ¿Cómo diablos eso no resultó en cachorros?

-Meg es estéril, Dean. -Explicó, severo. -Solía trabajar como moza de compañía por ello.

-¿Moza de compañía? ¿Qué rayos es eso?

El alfa suspiró. Había olvidado por un momento el origen de Dean, pero no era de extrañar que un príncipe omega no conociese el lado más turbio de la sociedad.

-Los mozos de compañía son... omegas. De ambos géneros. Que al no poder reproducirse ofrecen su cuerpo para que los alfa en celo puedan... saciarse.

La expresión del joven se transformó en una de asco.

-¿Entonces tú le pagabas para...?

-No. -Castiel repuso de inmediato. -Jamás habría hecho algo así, el venderse es un destino cruel para cualquiera. Yo alenté a Meg a dejar esa forma de vida, le insistí para que buscase otro medio para subsistir, más sano. Gracias a ello nos volvimos amigos.

La Manzana Prohibida (Destiel Omegaverse AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora