VI - Más que eso

2.7K 368 898
                                    

Jack oyó risas en el local y decidió acercarse a ver qué estaba ocurriendo. Su papá no reía muy a menudo, por lo que debía ser algo muy bueno.

Al llegar, se asomó con sigilo y vio una escena que lo sorprendió: Castiel sonreía y le daba pacientes indicaciones a un frustrado Dean, quien cortaba manzanas en la mesada de madera. Al parecer estaban cocinando pie.

Estaba por interrumpirlos, cuando notó extrañado lo cerca que su papá estaba del amable señor. Le hablaba casi al oído mientras espiaba sobre su hombro lo que el otro hacía, pero también de vez en cuando miraba su rostro, o su cuello, ¡y no había ninguna manzana allí!

-¿Por qué hace eso? -Se preguntó a si mismo, confundido. -¿Será una cosa de adultos?

Se decidió a plantearle dicha duda en cuanto pudiese, pero mejor no en ese momento. ¡Se lo veía tan contento! No quería molestarlo...

Así que se encogió de hombros y volvió a jugar a su pequeña habitación, dejándolos a solas.

°

-Bien, ahora sólo debemos esperar a que se hornee. -Castiel dijo a Dean una vez que hubo deslizado el pie dentro del enorme horno de barro. El muchacho estaba indignado.

-Maldita sea ¡No imaginaba que cocinar un pastel fuese tan complicado! -Jadeó secándose el sudor de la frente. El alfa le dio una palmada en el hombro, con una sonrisa sarcástica.

-Bueno, siempre puedes pedirle a tu cocinero que los haga por ti...

El joven lo miró de costado con una mueca amarga, y Castiel tuvo que contener la risa. Al parecer no le gustaba que le recordase su posición social elevada.

-Quizá debería contratarte a ti para que me cocines, y ya. -Contraatacó con sencillez, y la sonrisa del alfa se acrecentó.

-Si tienes alguna oferta para hacerme, soy todo oídos.

Dean tragó saliva, mientras un cosquilleo placentero lo recorría de pies a cabeza. Esos pequeños duelos verbales comenzaban a hacerse recurrentes entre ambos, y siempre terminaban en frases fácilmente corruptibles, llenas de material para que la rápida mente del travieso omega imaginase todo tipo de respuestas inadecuadas.

Obligando a sus hormonas a mantenerse a raya, decidió que lo mejor que podía hacer era reír y desviar la conversación hacia rumbos más seguros, aunque en su imaginación se estaba entreteniendo fantaseando con Castiel convirtiéndose en su cocinero personal... y quién sabe qué más.

-No podría contratarte así como así, no he probado suficiente de lo que haces. -Dijo, mientras en su propia mente se disparaban de inmediato cientos de dobles sentidos para lo que acababa de sugerir. ¡Demonios! Le había parecido que era algo inocente para contestar... ¿O acaso sí lo era y en verdad el problema eran él y su mente pervertida?

Castiel se encogió de hombros y, haciendo caso omiso del súbito (delicioso) rubor en las mejillas de Dean, optó por darle la espalda y ponerse a limpiar la mesa sobre la que habían cocinado. No soportaría mucho más el verlo a los ojos, se dijo, no al menos sin imaginarlo en decenas de distintas posiciones pecaminosas en las cuales "darle a probar lo que hacía" hasta que estuviese satisfecho...

Oh, cielos, necesitaba poner un poco de distancia entre ambos antes de que todo se saliese de control.

Estaba buscando desesperadamente algo para decir cuando la puerta de la pastelería se abrió y un pequeño beta ingresó con aires solemnes. Castiel bufó para sus adentros al verlo: ¿Otra vez él...?

La Manzana Prohibida (Destiel Omegaverse AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora