|Zoom.

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𝘌𝘱𝘪𝘴𝘰𝘥𝘪𝘰 𝘛𝘳𝘦𝘴: 𝘡𝘰𝘰𝘮.



Por primera vez en mucho tiempo, estaba terriblemente aterrada y nerviosa. Daba vueltas sobre mi propio eje en el Córtex de Star Labs, sacudía mi cabello e incluso llegué a tararear una canción para poder mantener la calma y no entrar en pánico.

Joe me había sacado de la cama unas horas antes  y había dicho que Barry nos quería en Star Labs, que tenía una maravillosa noticia.

De mala gana me vestí y fue sorprendente para mí saber que la razón por la que estábamos en el Córtex era que el hombre que por 15 años se hizo pasar por Harrison Wells, por medio de un videomensaje para mi hermano que venía en su testamento, confesó haber asesinado a mi madre por la noche con un cuchillo de cocina.

Joe llamó a unos contactos del departamento de policía para preguntar si podía ser posible que tomaran su confesión, si todo salía bien, papá podría salir libre.

Lo cual, era demasiado bueno.

Hacía mucho tiempo que no lo veía. Y me hacía sentir demasiado emocionada.

¡Podría verlo en otro lugar que no fuera la prisión!

Sin embargo, la sensación de que algo podría salir mal, estaba presente.

Y eso me ponía nerviosa. Y me aterraba.

Cuando Barry se detuvo en la entrada del Córtex, al instante hicimos ese contacto visual que me aseguraba que todo estaría bien.

—¿Son buenas noticias?—. Preguntó Caitlin y Barry asintió, entusiasmado.

Corrí a él, mi hermano me tomó entre sus brazos y nos unimos en un gran abrazo.

—Papá volverá a casa.— Susurré cerca de su cuello y sentí como volvía a asentir.

Cuando me separé de él, Iris lo abrazó y yo inconscientemente sonreí, retrocediendo a las computadoras.

Se veían bien juntos, ¿por qué no lo estaban?

—Bueno, eso deja solo a Atom Smasher.

El profesor Stein habló. —La última vez que lo enfrentaste, la verdad no salió bien.

Barry negó. —No, no salió bien. Pero ahora estoy con ustedes, así que, ¿cómo lo vencemos?

Caitlin a mi lado, le respondió. —Bueno, desde que vi una placa de radiación drenada. No he dejado de pensar al respecto.— Una de mis cejas se levantó divertida por la manera en la que Cisco se removía incómodo por las palabras de la doctora. —Gracias, Cisco.

—De nada, Caitlin—.

—Si tanto le gusta la radiación, yo digo que se la demos.

¿Desde cuándo era tan malvada?





[...]

Los asientos con ruedas estaban ocupados por Cisco, Caitlin y yo. Ramón estaba para ajustar problemas técnicos, Snow como apoyo y yo solo quería estar a lado de ella, por lo que, cuando Iris hizo un ademán para sentarse en el lugar, logré ganarle.

Leah. | Caitlin Snow. | 1. | En Proceso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora