|Velocidad 9.

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Episodio Cuarenta y Uno: Velocidad 9.



















Tenía un poco de vértigo, a decir verdad. Es decir, tenía bastante miedo mientras observaba la profundidad que tenía la caída desde la altura en la que nos encontrábamos. Cisco incluso lanzó una piedrita, que tardó bastante en caer al agua.

—No se veía tan profundo en el mapa—. Se defendió, con una chaqueta que lo protegía del frío en el bosque.

—Los mapas son planos, Cisco—. Le recordé en un gruñido debido a que estaba asustada. Tenía que ser la voz de la razón.

—Bueno, tal vez enfrentarse a la muerte le ayude a Barry a aumentar su velocidad—. Trató de hacer sentido con sus decisiones. Solté un suspiro, al mismo tiempo que mi hermano.

—Para alcanzar la velocidad de escape tendrás que ir.... Asi de rápido—. Wells nos mostró un cálculo rápido que me hizo abrir los ojos.

Yo no podría hacer eso, definitivamente.

—Parece imposible—. Dijo de mal humor el velocista.

—Ah, nada se promete en la vida excepto la muerte—. Trató de animal el hombre.

—¿Edgar Allan Poe?—. Colocó sus manos en su cadera el de rojo.

—No—. Frunció el ceño el de gorra. —Kanye West—. Corrigió como si fuera obvio.

—Si te hace sentir mejor, Evel Knievel saltó una línea de autos el doble de alto y no tenía superpoderes—. Trató de motivarlo el de cabello largo. —A menos que cuentes esa hermosa motocicleta—. Sonrió de oreja a oreja, ofendiendo aún más a Flash.

—¿Te estás escuchando?—.

—Oye, todo va a salir bien—. Busque calmarlo. —¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué mueras ahogado?—.

—¡Leah! ¡No digas eso!—. Me reprendió Cisco.

—Soy realista—. Me encogí de hombros.

—Yo estoy 80% seguro de que estará bien. Bueno... 76... no, 72. ¡Caitlin, no puedo parar, ayuda!—. Chilló mi amigo bajito, perdiendo la cabeza.

—Si no estás listo, tal vez no deberías hacerlo—. Ramón le dio una mala cara.

—Mejor no ayudes—. Refunfuñó de mala gana.

—Zoom sigue libre y debo volver a Tierra 2. Debo ser más rápido... y ahora... ni siquiera pude salvar a Jay—. Tragó en seco. —Debo intentarlo—. Dijo por última vez.

























Barry se posicionó como si estuviera a punto de iniciar una carrera, con las palmas de sus manos contra el asfalto de el lugar. Entonces ni siquiera pude notar como corrió hasta que casi se encontraba del otro lado.

—¡Va a lograrlo!—. Chilló entusiasmada la muchacha de cabello castaño.

Y digo casi se encontraba del otro lado, porque a unos pocos metros literalmente cayó contra el agua.

—¡Va a morir!—. Chillé alertada, notando como Cisco parecía bastante tranquilo con unos controles en las manos.

Entonces apareció una red controlada por drones que traía a Barry en mi dirección.

—"¿por qué trajiste tus drones, Cisco?" "Oh, no lo sé, de nada, amigos"—. En ese momento agradecía bastante tener un amigo tan raro.
















Leah. | Caitlin Snow. | 1. | En Proceso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora