|Malcolm Merlín.

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𝘌𝘱𝘪𝘴𝘰𝘥𝘪𝘰 𝘝𝘦𝘪𝘯𝘵𝘪𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰: 𝘔𝘢𝘭𝘤𝘰𝘭𝘮 𝘔𝘦𝘳𝘭í𝘯.
















































Sonreí después de que ella tomara mi labio inferior entre sus dientes. La había extrañado demasiado, su rostro, su olor, su cabello claro y su mirada preciosa. Ni siquiera me importaba que Kendra, Hall, Thea o John estuviesen esperando en el auto blindado y negro.

─¿Estás bien?─. Le pregunté, recorriendo su cuerpo cubierto por unos pantalones que le quedaban igual de bien que las faldas usuales de tubo y una blusa color negro que estaba completamente segura de que era mía. No pude quitarle la mirada de encima, embelesado por cómo le quedaba.

Ella asintió, con las mejillas rosadas y siguió mi mirada.

─Es tuya─. Terminó aceptando. ─La olvidaste en mi departamento─. Coloqué mi mano en su cintura, acariciando suavemente su cuerpo.

─Te queda bien─. Todo le quedaba bien, por supuesto.

Ella sonrió.






[• • •]




Detuve la camioneta en una casa a las afueras de la ciudad, quitando las llaves del auto y saliendo de éste para casi correr al otro lado y abrir la puerta de Caitlin y de mala gana la trasera, en la que se encontraban la pareja de pájaros, Diggle y Thea.

─¿Muchos súperhéroes en una granja? Siento que ya he visto esta película─. Espetó ella al salir, luego de Kendra.

Tomé el bolso deportivo que Caitlin había traído de la ciudad con ropa para algunos días. No sabíamos cuánto tiempo nos quedaríamos aquí.

Eso enfadaba notablemente a Caitlin, que no se molestaba en ocultar su molestia.

─Necesitamos una ubicación segura─. Expresó.

─¿Por qué no Laboratorios STAR?─. Lo enfrentó ella.

─Bueno, porque tal vez olvidan que tienen unas puertas giratorias instaladas para que los malos puedan entrar y salir cuando les plazca─. Respondió él, casi con desinterés.

Caitlin se detuvo con una ceja alzada, retadora.

─Leah, ¿qué fue lo que dijiste que le había pasado a la guarida anterior de Arrow?─.

Chasqueé la lengua.

─Fue comprometida por la policía─. Contesté, ganándome una mirada de desaprobación de Oliver. ─Ella tiene un punto─. Terminé por aceptar.

─Vándalo nos dejó ir porque sintió como Kendra emergió como La Chica Halcón y fue tras ella. Él percibe su presencia y la de Carter, no se lo facilitaremos quedándonos en Central City─. Terminó por explicar, Caitlin soltó un bufido por lo bajo.

Tomé su mano y la entrelacé con la mía.

─Debiste quedarte con tu madre─. Me lamenté con Laurel, que negó divertida.

─A mí también me alegra verte, Leah─.

La casa era grande, espaciosa y estaba iluminada por el sol del día. Tenía varias habitaciones separadas por puertas o simplemente marcos.

Leah. | Caitlin Snow. | 1. | En Proceso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora