|Allen.

98 18 2
                                    








































Episodio Cuarenta y Cuatro: Allen.













Caitlin Snow:














Caitlin estaba cansada. Honestamente, las ojeras debajo de su maquillaje podían ser una gran muestra de lo que estaba hablando. Porque la muchacha estaba a poco de volverse loca, debido a la obsesión de cierto Allen de volverse más rápido.

Caitlin lo entendía, no tenía mucho problema en tratar de ayudar al superhéroe local, sin embargo, habían cosas que simplemente no tenían arreglo. La Doctora Snow estaba segura cuando podía confirmar que Barry Allen tenía cierta necesidad de aferrarse a cosas para mantenerse distraído e ignorar sus problemas personales.

Aunque realmente prefería no considerarlo mucho, puesto que sonaba aterrador depender de alguien así. Y por más que quisiera a su amigo y le tuviera cariño, Flash solía aferrarse insanamente a las situaciones y eso no tenía arreglo.

Chicos, ya llegué. ¿Tienen mi ubicación?—. En ese momento, el velocista se encontraba en Keystone City, siendo esa la primera prueba con el aparato de taquiones creado indirectamente por Harrison Wells... o más bien Eobard Thawne.

—¿Estás bien? ¿No tienes que estirarte o algo?—. Cuestionó su amigo a lado de él con ese sentido del humor impertinente.

No, no, no. Estoy bien, estoy bien—. Comentó el velocista escarlata.

—¿Lo respondes o lo preguntas? Porque no pareces muy convencido de esto—. Opinó Leah a su hermano, quien soltó un bufido del otro lado.

Últimamente Leah se encontraba más en el lado técnico que en el de superhéroes, Caitlin se sentía suavemente aliviada por eso, porque pelear con velocistas teniendo ella un nulo poder en la velocidad le sonaba aterrador y era un tema que no la dejaba dormir por las noches. Sin embargo, conocía lo suficiente a su amante como para suponer que en ese momento ella sentía impotencia pura.

—Mejor date prisa para probar ese potenciador de taquiones—. Escuchó suspirar al muchacho antes de ese sonido extraño que emitió la máquina que debía aferrarse a su pecho.

Es fantástico—. Lo escuchó celebrar.

—Ese aparato de taquiones está aumentando la fuerza de velocidad en tus células, como una batería de recarga. ¿Cómo te sientes?—. Buscó una respuesta la muchacha castaña, observando como sus signos vitales se veían excelentes.

Diferente—. Tomó aire.

—Ahora, veamos cuánto tardas en volver. Cuando te diga... 3... 2...1—. Cisco le dió el pase de salida al corredor, notando como en el mapa su rastreo avanzaba de una manera casi fantasiosa. —Vaya, esa cosa lo hace volar—. Chilló el de cabello largo.

—¿Qué tan rápido corre normalmente?—. Cuestionó Iris West, quien también estaba ahí en busca de una buena película para ver.

—No tan rápido como ahora—. Se animó a hablar la doctora.

—¿Cómo están sus signos vitales?—. Notó la curiosidad de Leah, cruzada de brazos detrás de ella.

—Van perfectos—. Respondió ella.

—Bien, entonces es como tener una batería pegada al techo—. Sonrió sin creerlo la periodista.

—¡Chicos, puedo ir más rápido!—. Barry parecía un niño pequeño entusiasmado, jadeando un poco debido al cansancio, pero se escuchaba exageradamente feliz.

Leah. | Caitlin Snow. | 1. | En Proceso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora