|Jay Garrick.

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𝘌𝘱𝘪𝘴𝘰𝘥𝘪𝘰 𝘊𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰: 𝘑𝘢𝘺 𝘎𝘢𝘳𝘳𝘪𝘤𝘬.






El aura dorado de mis manos salió de manera automática, intenté disimularlo para que el intruso no lo notara. Si era necesario, atacaría antes de que Joe que aún levantaba el arma disparara.

—Por favor, déjenme explicarles. No vengo a hacerles daño, Barry Allen.

—¿Cómo sabes mi nombre?— Le pregunto mi hermano al escuchar al intruso de chaqueta café y cabello claro peinado de manera despreocupado.

No me daba confianza, tal vez era su manera de aparecer o su supuesta amabilidad.

—Sé todos sus nombres—. Dijo obvio, y comenzó a nombrarnos. —Cisco Ramón, Leah Allen, Caitlin Snow,— Al escuchar su nombre, la oculté más detrás de mí.

Tal vez no era tan fácil verla, pues era unos centímetros más baja que yo, aún así, el intruso logró verla. Tal vez lo decía solo por decirlo y en realidad no sabía quién era quién.

—Detective Joe West.— Nombró al hombre que al instante se enfureció, manteniendo firme su arma.

—Suficiente—. Lo detuvo y el extraño calló. —Explique qué pasa en este momento.

—Ya les dije, su mundo está en peligro.

Quería reír por su seguridad al decir tremenda estupidez. ¿Nuestro mundo?

—Pero, ¿cuántos mundos existen?—. Se atrevió a preguntar mi buen amigo Cisco, con el ceño fruncido.

El hombre aún no bajaba las manos, a decir verdad, se veía muy idiota. —Cuando crearon la singularidad sobre Central City, también crearon un puente entre mi mundo y el suyo.

Tenía sentido, pero algo seguía sin encajar.

—¿Un puente?—. Repitió Iris, confundida igual que todos.

—Sí, un portal conecta nuestras tierras.

El profesor Stein, a lado de Caitlin, habló por primera vez—.¿Y cuál es su preocupación?

—Hace unos días, encontraron el cadáver de Al Rothstein en una planta nuclear, pero un Al Rothstein diferente trató de matarte.

Hablaba en dirección a Barry, como si nosotros no existieramos. Es decir, respondía las preguntas, pero aún así, no dejaba de ver a mi hermano como si esperara algo de él. Un movimiento.

—Atom Smasher—. Susurró para sí mismo el muchacho de cabello largo.

—Ese hombre era de mi mundo. Si pasó por el puente, sospecho que otros lo seguirán.

—¿Cómo es que sabes todo eso, Jack?—. Lo cuestioné. No pareció gustarle, pero aún así, me respondió de manera disimulada.

—Soy Jay—. Corrigió y yo rodé los ojos, ¿a mí qué me importaba su estúpido nombre? —Y en mi mundo, soy un velocista. Me llaman Flash.

Y comenzó a narrar la historia, porque creyó que a todos nos interesaría su fabulosa historia.

—Antes de caer en tu tierra, peleaba con un hombre llamado Zoom.

Leah. | Caitlin Snow. | 1. | En Proceso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora