— Yibo... Mi amor... Precioso! Viniste!
Yibo estaba ansioso. El conejo saltó en el acto de los brazos de Yibo para buscar a Sizhui...
— Te extrañé tanto.
Yibo estaba confundido. Cheng Xiao lo había tratado muy mal por teléfono la última vez y ahora lo recibía de forma tan efusiva como si nada hubiera pasado... En realidad, nada había pasado... Pero ella le había hecho un drama.
En fin, no dijo nada y le besó. Era mejor así. Sin embargo su dicha duró muy poco.
Xiao Zhan saludo a Sizhui, estaba tan feliz de verlo. Cheng Xiao lo trataba muy bien y lo consentía.
— ¿Qué es eso?
La chica olfateo el cuerpo de su novio. En seguida se enojó y pataleo desde lo más profundo de sí.
— ¿De que estás hablando? ¿Qué está mal ahora? — Cheng Xiao interrumpió la sesión de besos cuando Yibo quiso quitar el accesorio que tenía un su cuello. Necesitaba sólo un poco de su aroma pero le fue totalmente negado.
— Encima te atreves a preguntar...
— Si, porque no tengo idea que fue lo que hice ahora... Supuestamente.
— ¿Supuestamente?
— Cada que intento cortejarte de la forma apropiada, resulta que la termino jodiendo más. La verdad es un poco aburridor... Yo ya no se si quiero...
Ella abrió su boca de par en par. — ¿Quieres terminar? Eres un descarado. Vienes a mi casa infestado del aroma de un omega barato y quieres que yo esté dichosa. Pues no...
— ¿Qué? ¿Qué omega?
— No sé, dímelo tu.
Yibo olió su camisa. El aroma era el suyo, pero estaba muy combinado con otro que no podía distinguir... Pero olía igual que unos días antes en la finca. Le dio la razón a su novia.
— Se lo que dices. No es lo que piensas. A la finca a la que fui había o hubo un omega en celo ... creo. Yo nunca lo vi, pero su aroma estaba por todos lados. Puedes preguntarle a mi papá.
— ¿A tu papá? Sabes que no le caigo bien a nadie en tu familia.
— Les puedo preguntar por ti y tu escuchas.
— No lo sé Yibo. A mi me parece que eres un mentiroso y me estás enredando. Llegas con el olor de otro a mi camisa diciendo que quieres terminar.
El castaño soltó un bufido. — Eso es porque esto no es divertido... Soporte que no tengamos sexo, pero encima siempre te estas quejando de mi... ¿Para que me quieres si soy tan malo?
— Entonces es eso... Ella comenzó a llorar... Es porque no me he acostado contigo. Estoy segura que si ya lo hubiera hecho ni siquiera te hubiera vuelto a ver.
Yibo masajeo su rostro.
Estaba aburrido... Aburrido de Cheng Xiao, aburrido de ese noviazgo... Todo lo que decía sería usado en su contra.
La chica dejo de sollozar cuando vio al conejo blanco caminando repetidamente alrededor de Yibo... Sobandose contra sus piernas.
Yibo lo levantó.
— Creo que lo mejor es que me vaya.
— No te atrevas! — Gruñó la omega. Sin ser consciente... La sensación amarga en el pecho del castaño se suavizo cuando su alfa actuó voluntariosamente y pego su nariz al conejo aspirando el aroma...
Se tranquilizo un poco aunque no dejaba de sentirse frustrado. Al llegar a casa... A pesar de haber estado enojado con el conejo por tomar su ropa... Se dedicó a acariciarlo y a darle mimos. Hasta que Haikuan llegó en su carro para llevarlo a devolver el conejo.
— Que lindo! — El alfa levantó a Zhan y jugueteo con el justo cuando habían llegado a la casa de Zhuo Cheng. Yibo se detuvo observando al hombre con el conejo...
— ¿Qué te pasa?
Yibo no supo en qué momento tomó el conejo.
— ¿Qué...? ¿Qué carajos?... — El conejo estaba en sus manos de repente y el apenas había parpadeado.
Haikuan vió una mirada fea y oscura de Yibo y al instante siguiente el conejo le fue arrebatado de sus manos. — Mío! — Le había gruñido.
— ¿Yo?
— Si... Tu... Hiciste eso! Por un conejo!!! — Haikuan le comentó lo sucedido en ese pequeño instante que no duró más de 30 segundos.
Yibo suspiró. Trato de rememorar lo que Haikuan le decía, pero no venía nada a su mente. Sacudió su cabeza.
— Entremos y devolvamoslo a su dueña, para ir al partidos.
Zhan entendió lo que Yibo dijo ahora... El aroma se volvió amargo. Yibo pudo sentirlo...
Sin embargo estaba seguro que el conejo estaría mejor con Yangli, Zhan quería pensar lo mismo... Pero se sintió desolado.