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A toda costa, Ziyi era empujada hacia Zhan para que él conejo mayor se montara sobre ella esa mañana. La madre de los animalitos había visto con disgusto como miraba su hijo al humano que entraba aveces a la habitación...

Zhan sabía que Yibo estaba triste y pronto el efecto del supresor que le había dado el especialista volvería.

No sabia si podía controlar su cuerpo.

Su madre lo obligó a mirar a otro lado...

Yibo le puso los mejores vegetales a su lado. Una zanahoria muy colorida. Pero Zhan no comió... Su alfa no lo miró esta vez.... Yibo no podía... Debía contener el impulso de su alfa de tomar a su omega a la fuerza y sacarlo de ahí.

Entonces el omega se comunicó de la forma en que sólo ellos podían... En seguida Yibo entró en la habitación y aunque su madre trató de interferir. Zhan saltó hacia fuera aferrándose al castaño  y aspiró el único aroma que lo tranquilizaba.

Yibo lo acarició suavemente con sus largos dedos. La piel de Zhan se calentó... Y se escondió más en el cuello de su alfa. — ¿Estás bien? ¿Eres feliz? — Besó su pequeña naricita y el conejo lo miró hipnotizado... Yibo lo besó otra vez y otra vez.

— Mi amor! — Acarició y el aroma de Zhan inundó la habitación... Tan dulce y adictivo como siempre. El castaño sintió que sus rodillas se debilitaban...Puso al conejo en la jaula. — Tanto calor... — Se quejó limpiando el sudor de su frente.

Mierda.

Su piel se sentía tan caliente.

Su respiración se agitó y justo cuando salió de la habitación recibió el primer golpe de calor... De excitación en todo su cuerpo.

Como pudo tomó su teléfono y llamó a Liying. — Jie, ¿donde estás?

— Voy saliendo ... Didi... Me estás preocupando. ¿Qué pasa?

Yibo sintió que su garganta se secaba. El aroma de su omega invadía toda la casa. — Jie... — Aclaró su garganta. — Necesito supresores. Por favor! Rápido! O cometere un crimen y de verdad me llevaran al manicomio. Ni siquiera ha empezado y ya siento que me araña las entrañas.

Yibo entró al baño... Y se echó agua fría en la cabeza. Trató de controlar a sus feromonas... A su alfa... Solo tenía que resistir un poco. El se encerró en el baño...

Y jadeando... restregó su falo que ya estaba tan duro y le dolía contra el lavamanos.

— Jie... No te demores... — Se mordió su labio inferior... Y entonce escuchó que arañaban la puerta.

Su alfa le ordenó abrir...

Yibo estaba tan temeroso.

El tragó entero, pero finalmente no se pudo resistir.

No...

Por favor...No!

My Dear Bunny《Yizhan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora