Yibo comenzó a desesperarse después de haber espantado a la molesta omega mostrandole sus colmillos...
— Cálmate Yibo! Ya voy para allá...
— No! No me puedo calmar. No sé para dónde se fue y si está enojado... Y si...
— Wang Yibo! — Su hermana le gritó por el teléfono. — Te calmas ya! Deja que tu alfa lo busque, seguramente el no anda lloriqueando por ahí.
— Bien.
— Incluso con una marca temporal, he escuchado que puedes perseguir a tu omega. Así que déjalo buscar y yo voy para allá.
Zhan estaba sentado en el otro extremo del parque. El se miró a sí mismo un par de veces... Había buscado su colita. Tal vez Cheng Xiao tenía razón. Como conejo era adorable, pero como humano...
Su mamá. Extrañaba a su mamá...
Hacia mucho tiempo que no la veía y eso le hizo sentir un poco de nostalgia.
¿Yibo le mintió? ¿No quería conejos con el?
Zhan rascó su cabeza mirando hacia el pequeño riachuelo que corría por alrededor del parque.
El sonido era relajante.
Yibo lo hizo... Siguió el rastro del aroma del omega y ahí estaba Zhan.
Cuando el omega le vió levantó sus labios en un mohín, pero el alfa no dudo en rodearlo entre sus brazos.
— Por Dios! Casi me muero de un susto. ¿Por qué corriste así?
— Tan molesta... Dijo que yo...
— No lo recuerdes. Algunas personas cuando ven algo hermoso solo sienten envidia.
Zhan se cubrió la cara. — ¿Y que es hermoso?
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— Tu!! Eres muy hermoso y adorable y sexy.
El omega ladeo la cabeza. — ¿Qué es sexy?
Yibo había empezado a llorar cuando había dejado que sus rodillas se vencieran frente al omega. El besó sus labios, su rostro y sus manos ... Las lágrimas del alfa hacia que los besos fueran salados. — Te diré después. — Habló entre sollozós.
— ¿Qué te duele? ¿Por qué estás llorando? — Zhan sostuvo el rostro de Yibo en sus manos. Yibo las rodeó ... Las del omega eran notoriamente más pequeñas.
— Mi corazón me duele. Pensé que perdí a mi omeguita y mi corazón me dolió.
Zhan entrecerro sus ojos dibujando una linda sonrisa y después Zhan puso sus labios en el pecho. — ¿Todavía te duele?
— Si.
Otro beso.
— También me duele aquí!
Después de restregar sus lágrimas, señaló su mejilla. Después sus labios y Zhan se sonrojó por las cosquillas en su estómago.
— Zhan... No te vayas nunca, ¿Si?. Quédate conmigo. Te prometo que conseguiré dinero para tener nuestra familia. Nuestros propios cachorros.
— ¿Cachorros?
— Vamos a la casa. Tengo algo que decirte... — Yibo tragó duro. No se expondría a que Zhan se escapara otra vez.
— Yo también tengo algo que decirte.
— ¿Qué es?
El omega se mordió su labio inferior. Esperaba que su alfa no se enojara con el. — Yo quiero ver a mi mamá.
