Xiao Zhan no estaba totalmente despierto, pero su omega si... Y se aferraba rodeando con sus brazos al alfa que estaba tan cerca. Liberó sus feromonas de forma totalmente deliberada tratando de establecer ese contacto y poder saciarse del otro, estimulandolo.
El cuerpo de Zhan estaba listo para reproducirse y su celo estaba empezando de forma anormal, a diferencia de los demás conejos una vez empezaban... Permanecerian en celo por el resto de su vida. Pero Zhan...
Zhan no era un conejo convencional. Una vez la intensidad volvió, el cabalgó sobre el cuerpo del alfa haciendolo gruñir.
A pesar de su dominancia, a Yibo le costó mucho separarse de la persona que lo quería estimular.
— ¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí?
Zhan se termino de despertar por la sacudida. — Alfa. — Estiró sus manos para alcanzarlo... Yibo lo esquivo de nuevo. — Alfa ayudame!! — Se mordió el labio inferior.
A Yibo el lunar en el labio inferior se le hizo un poco familiar. No sabía de dónde...
— Tócame la colita. ¿si?
El conejo en ese momento humano se deshizo de la sábana que lo cubría.
— A ti te gusta tocarme aquí.— El enseñó esa parte de su cuerpo estando totalmente desnudo y Yibo tuvo que dar un paso hacia atrás.— Wow... — Sus ojos oscuros recorrieron al otro.
Se relamió los labios cuando los fluidos escurrian por la entrepierna del pelinegro... Yibo trago entero, lo único que le ayudo fue que había tomado supresores demás. Sino seguramente ya estaría dándole al pervertido omega lo que quería.
— ¿Cómo entró a mi habitación?
— Yo duermo contigo.
— Mentiras! Mentiroso. — El se quiso acercar para sacarlo, pero no debia, su falo estaba tan duro que el resorte de su boxer se levantaba un poco separándose de su piel. Exhibiendo solo un pequeño avistamkento de lo que serían más o menos 25 centímetros que el alfa escondía en su pantalón.
— Pervertido. Voy a llamar a la policía!. — Yibo tomó un par de objetos que le había dado su padre y los metió en su nariz para evitar el aroma que lo estaba volviendo loco. Sentia que le perforaba la piel. Zhan jadeaba intentando acercarse para frotarse contra el.
—Soy yo! Tu conejito... — Sus ojos se aguaron un poco. —¿Me das un besito aquí? A mi me gustan de esos... — El entrecerro sus ojos y arrugó la nariz.
Sin embargo, sus pezones ardían así que jugó con ellos con la curiosidad de un omega descubriendo su cuerpo.
Yibo jadeó y le tomo de las muñecas para que dejara de hacerlo.
Su omega sólo gritaba....— Alfa. — Quería que Zhan se volcará sobre el chico y calmara su celo.
El aroma del alfa se redujo notoriamente, pero aún así no podía dejar de ver al omega de piernas largas moviendo su trasero esponjoso de forma tan sugerente y suplicando por el, frotándose, invitandolo. Tenía cabello negro, ojos marrones y unos labios bastante provocativos.
Yibo se tenia que concentrar en averiguar quien era el desconocido, pero con la vista no podía. Corrió de un lado a otro a su habitación hasta que encontró lo que necesitaba.
Atrapó al omega por el cuello. Y le hizo abrir la boca... — No... No quiero. Sabe feo. Ayúdame alfa. Esto no. — Mierda incluso someterlo por la fuerza atrapando su barbilla para introducir la pildora de dormir y el supresor hizo que la ropa de su pijama se mojara. El alfa se corrió..
Zhan se fue quedando dormido y la piel de Yibo estaba tan caliente. Como si tuviera una fiebre contenida desde su interior.
Yibo debía decirle a sus padres. Eso era lo correcto... Sin embargo, solo pensar en acusarlo, le revolvía el estómago. Viéndolo dormido pensó que tal vez no era una mala persona.
Una mala persona no se metería a tu habitación a espiarte y a provocarte a punta de feromonas...Pensó.
Una parte de él estaba espantada, la otra...Su alfa. Recorrió el cuerpo del omega, su cintura tan pequeña, los dos botones de chocolate en su pecho... pronunciados y brillantes.... El estiró su lengua salivando sedienta antes de que su padre tocara la puerta.
— Yibo, ¿ estas bien?...
La mirada de Yibo se había vuelto extremadamente profunda, pero en seguida se reincorporo.
Recordó lo que había estado a punto de hacer y eso significaba que su alfa estaba deseando lo mismo.
Su padre lo salvo, ese omega que quien sabe de donde había salido era un tramposo y el había caído tan fácil. Casi se había dejado engañar... golpeó su cabeza incapaz de anular el deseo.