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Venganza. En ocasiones deja una gran satisfacción, a quien ejerce el cometido. Cómo muchos dicen “La venganza es un plato que se sirve frío” Todos nos sentimos dolidos cuando nos lastiman, cuando nos ofenden o lo hacen respecto a un ser querido. Muchos sentimos la necesidad de devolverle al agresor aquello que dio, hacerlo sentir como hizo sentir a su víctima, más sin embargo, perjudicandolo jamás reparará el daño, pero si hará que sienta lo que muchos sintieron.
—No, no, no, me niego rotundamente—dijo Eros levantándose del sillón para caminar alrededor de Pandora.
—Vamos, Eros, esta es la única forma de poder hacerlo y tú lo sabes muy bien—Pandora lo detuvo violentamente de los hombros hasta ponerlo frente a ella.
—Lo se, es que...
—¡Es que nada! Eso haremos y punto.
—Bien. Pero...
—Nada. —lo interrumpio Remus—Estare bien, ojos bonitos—una pequeña sonrisa se formó en el rostro del Slytherin. Pandora se alejó para darles espacio—Confia en mí.
—Confio en tí, pero no en el—Eros lo miro seriamente.
—Creeme, a mi tampoco me agrada pero ya está hecho—las manos del Gryffindor se posicionaron en sus mejillas.
Eros suspiro, mientras lo observaba—Bien, bien, pero estás seguro de que no te arrepi...
Antes de él pudiera acabar su oración, Remus, con sus manos, atrajo sus labios hacia los de el. Haciendo que el Slytherin le siguiera el pasó.
—¡Ey!—la voz de Peter los hizo separarse—No coman frente a los pobres que no tenemos pareja.
Ignorando a Peter, Eros miro a Remus—¿Te gusta interrumpirme, cierto?
—Tiene sus ventajas—el Gryffindor sonrio dejando un casto beso en los labios del Slytherin.
—No quiero ver... O bueno si...no mejor no, ¿O si?
—¡Eros, basta!—la voz de Lily y Pandora lo interrumpio.
—Has estado haciendo eso durante veinte minutos—dijo Lily.
—Bueno...
—¡Chicos, ya!—susurraron Regulus y Marlene para los tres, quienes rápidamente se acercaron.
Eros observó, cómo Peter y James parecían salir de la situación (aunque más James.) De pronto el Slytherin sintió como la irá subía. Sirius había agarrado de la corbata a Remus, acercandolo a el y... besándolo.
—¿Estas bien?—pregunto Marlene.
—No...—su enojo estaba subiendo y mucho, pero trataba de controlarse. Solo Regulus lo había visto realmente furioso y no quería que ninguna de las chicas lo viera.
—¿Seguro?—pregunto de nuevo la rubia tomándolo por los hombros.
