Capítulo 7: Juicio por combate

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 El combate se llevaría a cabo en el patio de armas, durante la mañana, los intendentes arreglaron el sitio para no dejar ningún obstáculo ni obstrucción a los futuros peleadores.

Mandé a colocar una tarima superior y una barda de protección para los espectadores. Gracias a mi habilidad logística de eventos (benditos sean, mítines políticos) pude acomodar a los presentes lejos de las hostilidades.

Durante el desayuno nadie dijo una palabra.

Ingrid, Alda, Ronaldo y Yuka mantuvieron hermetismo total frente a esta situación, la tensión del aire apenas era resistible para nosotros. No quería ni imaginarme a la esposa de Sir Marte o a sus hijos.

¿Cómo estarían sintiéndose ahora?

—Es hora, vengan conmigo. —Justo cuando acabamos el desayuno, Girasol entró al comedor ya arreglada para el evento. Portaba un hermoso vestido negro con incrustaciones de diamantes en el encaje y también usaba una corona de plata, en su mano diestra cargaba un cetro dorado que servía como reconocimiento a su rango de regente.

—Vamos para allá.

Caminamos en fila india con mamá hacia el frente, mientras el resto de los sirvientes nos volteaban a ver con muchísimo nerviosismo en sus semblantes. La noticia del juicio se esparció más rápido que un incendio forestal y, por lo tanto, todos deseaban conocer el resultado cuanto antes.

—Por aquí.

Un miembro de la Guardia Real nos recibió en la entrada del patio; por razones obvias el entrenamiento se canceló y para nuestra sorpresa, ya había algunas personas sentadas en las gradas de madera.

Una mujer de cabellos oscuros llamó mi atención, tenía la piel clara y los ojos verdes. Usaba un vestido azul sencillo, sin mayores decoraciones. La vimos sentada hasta el fondo del lugar, estaba sola y no buscaba la compañía de nadie.

—Es la esposa de Sir Marte —comentó mamá —. Imagino se está muriendo de nervios.

—Por suerte no trajo a sus hijos —agregó Alda, cuyas manitas sudaban en exceso debido al nerviosismo.

—Pase lo que pase, no cierren los ojos. Esta es una lección dura, pero necesaria. —Girasol agarró la mano de mi hermana y luego sonrió —. Si quieres ser Maestra de Guerra, entonces deberás acostumbrarte a estas situaciones.

—S-Sí —murmuró Alda.

—Y-Yo también estoy asustada. —Ingrid inclinó su expresión con temor, de inmediato, mamá le regaló también unas caricias en la cabeza para hacerla sentir segura.

—Como futura reina es tu deber mantenerte estoica, Ingrid, resiste todo lo que puedas este juicio, porque me temo que no será el último que verás.

—S-Sí, señora Girasol, m-me esforzaré —susurró mi amiga.

—Como sea, tomemos nuestros lugares. —Yuka y Ronaldo pasaron de largo, ellos también lucían aterrados por el ritual, pero lo ocultaron detrás de su desdén tradicional para no verse débiles ante nosotros.

Quizá con Alda e Ingrid esa fachada podría haber funcionado, pero no conmigo.

—Ya casi es hora...

En total llegaron cerca de 40 asistentes, entre cortesanos, nobles y testigos, llenamos por completo las tarimas.

Mamá y yo ocupamos el sitio de honor más alto y con mejor vista, los niños se acomodaron en la parte de abajo. Segundos después, el silencio invadió al lugar...

Ambos contendientes hicieron acto de presencia.

Sir Marte Hogan llegó acorazado hasta los dientes, portaba una imponente armadura de placas completa que protegía cada centímetro de su humanidad. El color plateado del acero le daba una visión inmaculada y casi sagrada, sin heráldicas a la vista ni decoraciones ostentosas. Portaba un mandoble envainado sobre su cinturón de cuero y en la mano derecha cargaba un almete cerrado para proteger su cráneo.

ISEKAI: Reencarné como el Rey más pobre del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora