Capítulo 13: Planes a futuro

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 Nunca fui un fanático de los números y la administración de recursos, para eso tenía a mis contadores personales, estadistas y al buen Gonzalo. Ellos hacían buen trabajo; pero en este caso no había forma de librarme del embrollo.

Y, además, quería probar algo.

Socialmente hablando, la comida de los nobles y el populacho, era muy diferente. En primer lugar, porque la dieta del campesinado se componía principalmente de pan, pescado, res y pollo, las tres principales carnes. De vez en cuando usaban las naranjas, limones y manzanas como botanas o jugos, pero no eran precisamente buenos con el resto de las verduras debido al elevado precio.

Los nobles, por otro lado, variaban más su dieta; gracias a su poder adquisitivo podían comprar verduras y frutas frescas, también había frutos raros que no conocía en mi vida pasada, como la cetroika y el lamonado. El primero tenía la forma de una pasa, pero al probarla su sabor era dulce y el segundo, parecía una sandía color azul sin ninguna semilla dentro.

En cuanto a la carne, los nobles preferían el venado, animal que solo ellos podían cazar, jabalíes y por supuesto, el pan suave hecho con ingredientes de alta calidad.

Llamó mi atención que el cerdo se consumía poco.

Esto debido a la errónea creencia de que eran animales sucios. Craso error.

—Alteza, ¿qué necesita saber? —preguntó Gonzalo.

Habíamos acordado terminar las clases temprano para discutir una idea que llevaba en mente desde el año pasado.

— ¿A los nobles no les molesta comer carne de res?

—Si bien no es su primera elección, la carne de res suele ser consumida por los nobles durante el invierno, cuando las condiciones del clima impiden la cacería del venado.

—Ya veo, entonces los nobles no le harán el feo a mi platillo especial, ¿cierto?

—No será su primera alternativa, pero es probable que lo hagan.

—Bien, pasemos a la siguiente parte, ¿la nobleza no se dedica al comercio, cierto?

—No, alteza, los nobles tienen muy mal visto el dedicarse al comercio, la artesanía o las artes en general.

—Pero no hay una ley que lo prohíba, ¿cierto?, es más algo social.

—Así es, alteza. —Gonzalo no entendía muy bien mis preguntas, pero las respondió de todos modos.

El Reino de Apolo ha estado tomando más tributos de nosotros recientemente, con la caída del Puño Gris, ellos aprovecharon esa oportunidad para contratar a sus ex miembros como cobradores y así llevarse casi toda la tajada.

Una maniobra muy rastrera, pero eficiente de todos modos.

—Recuerdas las hamburguesas, ¿cierto?, el platillo que presentamos en mi noveno cumpleaños.

—Sí, lo recuerdo...

—Estoy pensando en dar la receta al público y abrir un restaurante de hamburguesas en el centro de la ciudad. No se necesitan muchos ingredientes para hacerla y cada cocinero puede inventar su propia variación; el punto es alimentar a la población con comida barata, eficiente y fácil de producir en masa. De ese modo, mataremos dos pájaros de un tiro: la falta de comida a buen precio y los problemas económicos.

—E-Eh... Alteza, ¿piensa solucionar todos los problemas del reino vendiendo hamburguesas?

—Sí —contesté, mientras mostraba una sonrisa burlona —. Esto es solo más que vender hamburguesas, Gonzalo, pienso demostrar que los comerciantes tienen el potencial de volverse más poderosos. La ley pide que los tributos se hagan con producción, no tanto con monedas; al Reino de Apolo le encanta quitarnos nuestra comida y recursos, el oro también, pero no lo cuentan como sí lo hacen con nuestro trigo. Así ellos pensarán que nos tienen débiles, pero podremos crear buena comida con pocos ingredientes y utilizar el dinero para llenar las arcas del reino en el sector privado.

ISEKAI: Reencarné como el Rey más pobre del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora