Capítulo 18: Situación desesperada
Muy bien.
La distancia que nos separaba era de apenas 7 metros.
Esta fuente de mármol no podía protegerme más tiempo, si no actuaba ya mismo entonces mis posibilidades de correr se verían severamente limitadas.
Respiré profundamente y lancé una plegaria mental al Dios de la Tierra, nunca fui creyente de nada, ni siquiera en mi otra vida. Pero en momentos desesperados aceptaría cualquier tipo de ayuda, sea divina o no.
— ¡Alto allí! —Salí de mi escondite y encaré a los secuestradores con toda la determinación que pude juntar. Mi atención se centró rápidamente en el ballestero que se encontraba justo detrás de la mujer, pues de inmediato me apuntó con su arma de proyectiles.
—¡Mierda, mátalo! —exclamó la chica, pero el hombre con Ingrid en su hombro negó tal orden.
—No, ¡es el Rey Ulric!, si lo capturamos la recompensa será doble. —Bien, deseaban usarme como rehén, eso me daría el tiempo suficiente para efectuar mi alocada idea.
— ¡Ayuda!, ¡auxilio! —vociferé lo más que pude a todo pulmón, la mujer corrió directo a mi dirección e intentó atraparme con ambas manos.
Arranqué rumbo a la fuente y me tiré justo detrás, como si estuviese jugando a las traes con mi hermana.
Correr en línea recta era inútil contra los adultos, sus piernas tenían mejor zancada que la mía y probablemente me someterán con mayor fuerza, en cambio, si me dejaba caer al piso, les brindaré una falsa sensación de seguridad que me daría más tiempo para gritar.
— ¡Auxilio!
— ¡Cállate ya! —La mujer me levantó sin problemas del cuello de mi jubón, pude sentir como mis piernitas volaron con extrema facilidad y de paso, alcancé a distinguir bien las facciones de su rostro: piel blanca, ojos cafés y cabello negro rizado envuelto en una trenza debajo de la capucha.
Jamás en mi vida la había visto.
— ¡Auxilio!
— ¡Calla la puta boca! —Con su otra mano me tapó los labios fuertemente, silenciando mis palabras de forma temporal. El ballestero caminó hacia nosotros con una cuerda pequeña.
¿Acaso pensó que la mordería?
No, no...
Craso error.
La mujer estaba sosteniéndome del cuello con una mano y callando mis labios con la otra, por lo tanto, mis dos manos yacían libres para maniobrar. Rápidamente saqué de entre mis ropas la daga que mamá me dio en mi cumpleaños y sin pensarlo dos veces clavé la hoja entera en el brazo izquierdo de la secuestradora.
— ¡AHHHHHH! —exclamó, por instinto me soltó y yo caí al suelo con mi cuchillo ensangrentado —. ¡Eres un miserable!
En un acto desesperado y motivada por la rabia, esa loca mujer intentó patearme la cara. Para mi buena fortuna lo vi venir y como respuesta, rodé por el piso sin hacerme ningún corte con la hoja del cuchillo. Estaba acelerado por la adrenalina y mi mente todavía no se acostumbraba a la presión de matar o morir.
—No te creí tan inútil, ya atrápalo para que podamos irnos. —Ok, aún me subestimaban y eso jugaba a mi favor.
El ballestero se colgó su arma en la espalda y luego caminó lentamente hacia mí. Mientras tanto, la mujer sacó una venda de su bolsillo y comenzó a detener la hemorragia para no dejar ningún rastro.
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ISEKAI: Reencarné como el Rey más pobre del mundo
Fantasía"Si tuviera el poder para cambiar al mundo... ¿Realmente haría lo correcto?" Creí que mi vida había terminado cuando esos bastardos me dispararon, todo mi esfuerzo fue en vano, mis estudios, mis ideales... Reducidos a polvo bajo el olor a plomo. Y...