Capítulo 14: Duelo de niños, honor de hombres

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 El año pasó volando.

Entre lecciones, momentos dulces con mi familia y entrenamiento duro, llegamos a la fecha prometida.

Me levanté desde las 8:00 AM, tomé un desayuno básico: 2 salchichas y un huevo, acompañados por una rebanada de pan blanco muy suave. Adoraba esta comida, sobre todo si era preparada por Aura, la nueva líder de las sirvientas.

Alda, Ingrid y mamá comieron conmigo, pero no me dijeron ninguna palabra. La tensión del ambiente era importante; ellas ayudaron a mi oponente para hacer las cosas más justas y en este año, no tuve ni un acercamiento con Ronaldo.

Sus entrenamientos y los míos nunca coincidieron y el contacto con la nueva Guardia Real, Lady Nora, fue mínimo. Apenas la había visto para su ceremonia de nombramiento y en uno que otro encuentro de pasillo, por lo tanto, desconocía si realmente Ronaldo Vaso Negro se convirtió en un luchador decente o no.

—Voy a prepararme para el duelo —comenté, no sin antes limpiar mis labios —. ¿Van a ver la pelea?

—Sí —contestaron las niñas.

—Yo no, tengo cosas por hacer. Pero te deseo suerte, hijo, que tu plan salga a la perfección. —Mamá suspiró resignada, ella quería asistir al evento, pero honestamente... Perder un día valioso de trabajo para ver a dos niños pegarse con armas de madera, no era precisamente muy productivo.

—Gracias, entonces las veré allí.

Me levanté de la mesa y caminé rumbo al campo de entrenamiento. Lugar donde se llevaría a cabo el duelo para restablecer el honor de los Vaso Negro. A ojos de los sirvientes, soldados y cortesanos, lo nuestro era un juego de niños que nadie tomó en serio.

Para Ronaldo y Yuka, sin embargo, era asunto de vida o muerte, tan importante como lo fue el juicio por combate que Gutiérrez lanzó a Sir Marte.

Debido a nuestras edades y para no causarnos heridas permanentes, Lady Nora sugirió que usar brigantinas acolchonadas, recubiertas de pequeñas láminas de acero y yelmos cerrados para no lastimarnos la cara.

No eran la mejor protección contra el fino acero, pero con armas de madera debería ser suficiente.

—Vamos a ponernos la armadura...

Me coloqué todo el equipo reglamentario en una hora; a decir verdad, fue más difícil de lo que me gustaría admitir. Colocarme la brigantina requirió asistencia por parte de un criado leal que se paseaba por allí.

«Pase lo que pase, necesito darlo todo. Ronaldo se ha esforzado mucho y por eso lucharé al máximo de mi habilidad. Una victoria regalada sería insultar todo este año de constante dedicación. «

Una vez cambiado, me dirigí hacia la arena de combate y allí esperé la llegada de mi contrincante. Yuka, Lady Nora, Ingrid y Alda ya habían ocupado sus lugares en sillas de madera a las orillas del cuadrilátero.

«Ahora que lo pienso, nuestro público está compuesto por puras mujeres. «

La celada de hierro me producía calor, yo era más fanático de los cascos cerrados, pero mis hombros aún no eran lo bastante fuertes para soportar el peso completo de un yelmo de placas.

—Ya estoy aquí. —El retador llegó.

Ronaldo aún lucía robusto, fuera de forma y muy agitado. La brigantina le quedaba pequeña y su rostro lucía chistoso al meterlo dentro de la celada. Aún no habíamos empezado las hostilidades, pero él ya sudaba a cántaros.

Poco después llegó nuestro referí: Sir Marte Hogan, líder de la Guardia Real y maestro de armas personal. No vino acorazado ni armado, en su lugar, decidió usar un gambesón ligero y calzas amarillas, la típica vestimenta de un árbitro.

ISEKAI: Reencarné como el Rey más pobre del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora