Capítulo 11: El peso del comandante

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 Gracias a la educación universitaria que recibí en el otro mundo, muchos conceptos políticos no eran extraños para mí, sobre todo porque de un modo u otro los estudié cuando cursé la materia de historia. Además, adaptar mis conocimientos a este mundo no fue relativamente tan complicado.

Sin embargo, en cuanto a estrategia militar las cosas eran muy diferentes. Contaba con algo de ventaja gracias a mi razonamiento lógico, pero en lo referente a números, población y estrategias militares no estaba tan adelantado como me hubiese gustado.

Sir Einar era implacable con sus lecciones, pero tampoco injusto. Si teníamos dudas nos las respondía sin rechistar; gesto que mi hermana Alda realmente apreció. Sus capacidades intelectuales no podían compararse con las mías; hasta una comparación me parecía injusta de realizar.

—Muchachos, es hora de que les enseñe una parte fundamental de nuestro ejército: la caballería pesada. Esta es nuestra mejor arma, los caballeros blindados son una fuerza demoledora, nada aterroriza más a los enemigos que una poderosa carga. —El Maestro de Guerra pausó su discurso durante unos segundos, como si estuviese buscando las palabras adecuadas para continuar —. Pero al mismo tiempo, los caballeros son muy difíciles de controlar, una gran mayoría es arrogante y creen que pueden mandarse solos. Buscan gloria y honor, dos valores que no tienen lugar en el campo de batalla.

Sir Marte Hogan era quizá una excepción.

Pero él pertenecía a la Guardia Real, por lo tanto, no podía usarlo para compararlo con el resto de los caballeros.

Honestamente, no tenía mucho contacto con los caballeros normales; solo mi guardia personal y hombres de armas elevados al rango de "sir" por méritos personales.

—Los caballeros son guerreros fuertes —comentó Alda, con una sonrisa llena de admiración —. ¿Yo puedo convertirme en un caballero?

—Sí —respondió Sir Einar —. Como eres una mujer, tu rango sería "Lady", pero ante la ley tendrías las mismas responsabilidades que un caballero normal.

— ¿Y cómo me convierto en un caballero?, o en este caso, en una Lady.

—A eso voy —pausó Sir Einar —. No todos los caballeros son de origen noble, pero los más renombrados y que tienen bajo su mando su propio séquito de soldados, sirvientes y hasta fuertes, sí lo son. Por lo tanto, es muy necesario que los dos se conviertan en caballeros lo más pronto posible.

—Entiendo que Alda necesita el título, ¿pero por qué yo también?, digo, soy el futuro rey de este país, mi nombre no llevará el título de Sir detrás.

—Se considera una tradición que todos los reyes sean caballeros; sino lo eres, entonces muchos podrían cuestionar tu legitimidad. Lo que menos necesita el reino es una facción separatista, recuerde, alteza, somos una sociedad marcial y aquí valoramos mucho la fuerza militar.

—Cierto.

De nuevo, la imagen de Ronaldo siendo golpeado volvió a mi mente. Si nuestra sociedad fuese más pacifista y enfocada al arte, tal vez sus talentos serían mejor apreciados y el mundo más fácil para gobernar.

¿Debería cambiarlo?

No, por experiencia sabía que los cambios sociales no se lograban en una o dos generaciones; era un proceso constante que tardaba décadas, incluso siglos y ahora mismo, lo que más necesitábamos era poder marcial para vencer al Reino de Apolo.

—Comprendo, supongo que me volveré un caballero entonces. No estaba dentro de mis planes, pero si no hay mayor alternativa, lo haré.

—Me alegro de que lo entienda; respondiendo a tu pregunta, Alda, para convertirte en caballero necesitas lograr una proeza digna de renombre. Claro, podrían nombrarte en cualquier momento; pero sin testigos, hazañas o recomendaciones nadie le dará importancia a tu título.

ISEKAI: Reencarné como el Rey más pobre del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora