Capítulo 1: Fiesta del té

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 El periodo de duelo fue más doloroso de lo que pensé. Todas las mañanas buscaba inconscientemente la figura de Sora parada junto a mi cama. Quería volver a dormir para verla en mis sueños, tan sonriente y campante como siempre debió ser. Jamás perdonaré a ese desgraciado de Vlad II por matarla.

Si bien el odio en mi corazón se amainó gracias a las palabras de mamá, los sentimientos fuertes no desaparecían de la noche a la mañana. Me costó mucho asimilar su fallecimiento y, por lo tanto, no quise tener otra sirvienta personal.

En su lugar, serían Aura y otras sirvientas más las encargadas de hacer limpieza dentro del cuarto, manejar mis atuendos, coordinar la cocina y demás. Ellas aceptaron esta medida de forma temporal, pues también estaban muy dolidas por la muerte de su antigua jefa.

¿Y cómo no estarlo?

Sora siempre tenía una sonrisa sobre sus labios, apoyaba a sus compañeras de trabajo y las guiaba en diferentes actividades. Nadie contradecía sus palabras, ni siquiera las sirvientas de más edad desobedecían sus comandos.

En cierto modo, ella era una líder ideal.

Alguien cuya presencia podía hacer toda la diferencia en una organización. Maldición, debí preguntarle a Sora algunos consejos para mejorar mi liderazgo; ella pudo haberme brindado una perspectiva diferente del tema.

Por desgracia, ya no podía preguntarle nada.

Su muerte continuaba siendo tema de conversación en los pasillos del palacio, la gran mayoría de mi corte sintió su asesinato como una muestra de opresión y el descontento general hacia el Reino de Apolo se volvía cada vez más notable.

«Supongo que tarde o temprano el reino estallará en caos. Necesito ser un gran líder antes de que eso suceda»

Sin embargo, la cuestión no desapareció.

¿Cómo volverme un líder capaz en tan poco tiempo?

Parecía una tarea imposible y sin la presencia de Sora, las cosas solo empeoraron más de lo que me gustaría admitir.

«Tal vez mamá pueda ayudarme»

Mis lecciones continuaron pese a mi tristeza, en las mañanas iba a las clases de economía/política con Gonzalo y durante la tarde recibía el entrenamiento de Sir Marte Hogan.

—Alteza, repasemos un momento lo que hemos visto hasta ahora. —Las palabras de Gonzalo me sacaron de mi trance justo a tiempo, no era bueno andar pensando demasiado las cosas y si bien, se vivían tiempos desesperados, tampoco quería ahogarme dentro de la melancolía.

—Bien —respondí con una sonrisa —. El sistema feudal se compone de juramentos entre la nobleza, cada duque tiene la responsabilidad de acudir a las armas cuando su señor así lo diga.

—Muy bien, procedamos a la economía. ¿Cómo se obtiene la mayor parte de ingresos?

—Mediante los impuestos de oro y producción, los plebeyos se encargan de trabajar la tierra y la nobleza de protegerlos. Aunque este sistema es algo obsoleto y poco a poco, los mercaderes van abriéndose camino hacia la verdadera riqueza y el control del capital. —Mi discurso hizo que Gonzalo mostrara una sonrisa orgullosa, estuvimos repasando estos conceptos por meses que la verdad ya me había desesperado.

Venir de un mundo capitalista a uno feudal fue un cambio del que probablemente nunca me acostumbraré, al menos deseaba llegar al capitalismo primitivo para sentar buenas bases a mis sucesores del trono.

—Bien dicho, alteza, ahora pasemos a la administración legal. ¿Cuáles son las obligaciones de un noble?

—Todos los nobles del Reino de Etrica deben prestar juramento hacia la corona. Desde el señor más pobre, hasta el duque más poderoso. Los caballeros, sin embargo, son una excepción; algunos pueden poseer castillos para defender fortalezas o condados, otros sirven como brazo armado que presta juramento a un noble y éste debe mantenerlos con un techo, comida, educación y salud. A diferencia de los mercenarios, los caballeros no reciben un salario, pero pueden recibir parte de las colectas para sus gastos personales y no pagan impuestos. —Más o menos comprendía las leyes de este país, todas favorecían a la nobleza y dejaban muy desprotegido al campesinado.

ISEKAI: Reencarné como el Rey más pobre del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora