Frankie Harrington nunca pensó enamorarse perdidamente del Freaky de la escuela y él nunca pensó que dos personas tan opuestas pudieran tener tanto en común. Eddie la salvó una noche, y desde ahí, es que sus caminos jamás se separaron.
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Meses más tarde:
Eddie estaba en casa de Frankie, la chica tomaba una ducha y él la esperaba en su habitación, se sentía extremadamente raro estar ahí, como si las cosas siempre hubieran sido perfectas, y quizás en ese momento lo era, pero antes jamás fue así.
Tommy estaba en su habitación, escuchaba música con sus audífonos, Eddie, muy dentro de él, sentía que debía hablar con él, en el fondo era su amigo, por más pequeño que éste sea. Caminó por un pasillo largo, se paró frente a una puerta blanca y ahí estaba él, tumbado en la cama con sus piernas cruzadas, tarareando una canción que Eddie conocía. El chico pasó, entró con cuidado, sin parecer un intruso, sin parecer uno más de esa casa, Tommy lo miró con sus ojos marrones y grandes, se quitó los audífonos y se sentó en la cama.
— Hola— espetó el chico.
— Tommy—Eddie se acercó lentamente y se sentó junto a él— Oye...creo que tenemos una conversación pendiente.
— Claro— el chico hablo, sin mayor expresión.
— Sé que todo ha sido duro, lo de tu padre, lo de tu madre. Lo mío y lo de tu hermana, es raro, lo sé, sé que lo piensas. Siento que no hemos hablado del todo.
— Hey, las cosas pasan por algo, papá era un hijo de puta y todos lo sabemos. Mamá hizo bien en escapar de ahí y no perdonarle nada, es decir, hace años fue malo con una chica, y encima te odia sin razón aparente. Respecto a lo tuyo y lo de mi hermana, es extraño, pero no tengo dramas con eso, incluso sería lindo que seas el padre de mis sobrinos, con los años, claramente.— Tommy dio una pausa y Eddie sonrió.
— Puedes contar conmigo para lo que sea— Eddie lo abrazó—Soy más que el chico con el que juegas Calabozos y Dragones, en serio...estoy contigo en lo que sea— Tommy le sonrió— Te quiero.
— Yo a ti también Eddie— Se miraron en silencio.
...
— Puede pasar señorita Harrington— el policía la hizo pasar al calabozo de su padre.
Él estaba ahí, como nunca en su vida lo había visto, destruido, en sus ojos habían miles de sentimientos, y por dentro estaba tan arrepentido de todo, pero ese era su destino y el padre de Daley también tuvo su condena por los daños en el pasado.
Frankie caminó y se sentó frente a él, era destructor aquel panorama, ella jamás quiso eso para su padre y en el fondo le dolía, todas sus fantasías de niña rica estaban por el suelo y se sentía peor al confesar que se sentía bien así, con una vida completamente distinta. Su casa estaba en venta, compraron una casa cerca de los Wheeler, aunque su tía no tenía problemas en vivir con ellos. Maddie pensó que lo mejor era empezar de cero, en una casa normal, sin empleadas, sin lujos en exceso y ella comenzaría a trabajar como maestra en la escuela de Hawkins, era profesora de literatura, pero había dejado de trabajar hacía ya bastantes años, por petición de John.
