Frankie Harrington nunca pensó enamorarse perdidamente del Freaky de la escuela y él nunca pensó que dos personas tan opuestas pudieran tener tanto en común. Eddie la salvó una noche, y desde ahí, es que sus caminos jamás se separaron.
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Frankie entró a su casa, Eddie la había dejado pasado el sauce, no quería que sus padres se dieran cuenta de que andaba con Eddie Munson, eso arruinaría cualquier tipo de plan y comenzarían a darle un sermón sobre lo que es bueno y lo que no, y que la hija del alcalde debe dar el ejemplo y no meterse con chicos así , de esa reputación. Frankie Harrington no dejó de pensar en Eddie Munson y lo que había pasado en los camerinos, él había tocado lo más íntimo y ella no opuso resistencia a sus dedos largos que le generaban electricidad, era tal cual lo imaginaba en las noches, y no quería ni imaginar qué se sentiría llegar más allá con él.
Cualquier idea que ella tenía sobre el romance, era totalmente equívoca, lo real era él, con su melena alocada, su estilo thrasher, los parches en su chaqueta, su cadena colgando, sus anillos, sus tatuajes, su personalidad problemática, sus sonrisas, sus chistes, sus caricias, la forma en la cual la miraba en la escuela sin que nadie supera que entre ellos existía un universo paralelo, eso era experimentar la entrada al enamoramiento profundo, al primer amor.
— Has llegado más tarde , ¿Sabes algo de Tommy?—la madre la miró expectante, como si aquello fuera una interrogación oral.
— Se ha quedado horas extras en física— la chica mintió, su hermano estaba con Eddie Munson jugando Calabozos y Dragones— Dijo que podría llegar un poco más tarde, pero de que llega llega.
— Vale— la chica pasó de ella. En la sala de estar estaba Steve, ella saludó a su primo, iba a subir las escaleras, pero su madre la detuvo.
— ¿Pasa algo?—la chica preguntó. La relación con su madre no era la mejor, pues la comunicación era nula, y entendía que su madre era una mujer conservadora, pero a veces pensaba que su Frances sería una eterna nena de cinco años.
— ¿Está todo bien con Daley?— la mujer tocó la cadena de su pecho— Tengo el presentimiento de que, no sé, están distanciados y me gustaría que tuvieras la confianza de decirme qué es lo que pasa—la madre le sonrió y Frankie pensó en que nada estaba bien con Daley, todo se había ido a la mierda, ella estaba por otro, otro que jamás lo dejarían cruzar esa puerta.
— ¿Me preguntas eso para tenerme junto a él o es porque en realidad te preocupa lo que sienta?— Frankie preguntó con algo de molestia.
Su madre, Maddie, ya había escuchado rumores, Helga Stibyll, su vecina, mal vividora, viuda de un viejo rico, había visto a Frankie llegar con Eddie Munson, no vio besos, ni caricias, ni nada más allá, pero aquello ya era de por sí muy extraño, su madre sabía los escalones sociales de la secundaría de Hawkins, Frankie era popular, inteligente, buena alumna, destacada, y Munson era todo lo contrario, partiendo por repitente. Si aquel rumor fuera verdad, sería algo completamente inesperado para ella, y un tema incluso para hablarlo en familia, era un código rojo.
— No, sabes que eres mucho más que ser la novia de Daley Williamson— su madre soltó y Frankie abrió sus ojos— Sé que tu padre es un poco más estricto con eso, pero...eres una chica muy linda y por sobre todo, valiente e inteligente, sólo te pido que tengas cuidado, Daley es un buen chico, y si decides con el tiempo encontrar otro novio, te apoyaré, pero necesito que todo esto sea transparente, ya sabes, y que él sea bueno, que tenga aspiraciones en la vida.
