Frankie Harrington nunca pensó enamorarse perdidamente del Freaky de la escuela y él nunca pensó que dos personas tan opuestas pudieran tener tanto en común. Eddie la salvó una noche, y desde ahí, es que sus caminos jamás se separaron.
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Frankie no iba a decirle a Eddie lo que Daley hizo con ella durante la cena. Aquello iba a alterarlo, y no quería eso, no quería que los problemas la siguieran donde sea que vaya.
Cuando lo vio ese día, algo en sus profundos ojos marrones le hacían decir que no era tan malo como su reputación, es más Eddie Munson, era el chico más indefenso de la tierra. Sólo tenía un estilo de vida un tanto distinto, pero nada que sea terrible. La última semana se había pasado la noche pensando en qué pasaría si hubiera nacido en una familia más modesta, donde las apariencias no importaran tanto. De seguro su padre aceptaría a Eddie en casa y su madre le hornearía un pastel para sus visitas, de seguro no podrían encerrarse en su pieza, pero podrían tener un romance normal.
— Fue una cena eterna al parecer— Eddie le sonrió y Frankie puso sus ojos en blanco.
—Sólo quería salir de ahí— la chica resopló. Eddie la abrazó por detrás y besó su cuello.
— Te ves hermosa con ese vestido— susurró en su oído— Me pone más que verte con una playera de Iron Maiden— Los dos estallaron en una gran carcajada.
— Me veo del asco con esto—Frankie se separó de Eddie, pero él atrapó su mano y después sus labios.
— Estás perfecta así—Eddie la abrazó—¿Qué tal todo con Daley?— Eddie preguntó— ¿Se ha portado bien contigo?— Le generaba miedo aquellos encuentros, de igual forma Frankie aun no terminaba nada con Daley, y pensar en el hecho de que él la besara de la forma en que él lo estaba haciendo, le generaba un dolor en el pecho.
— Daley sólo es Daley, y no me he dejado besar, quizá sólo un topón por cortesía—Espetó la chica, necesitaba ser sincera. Eddie hubiera preferido no escucharlo, pero valoraba aquello que Frankie le confesaba.
— Está bien— Eddie tomó sus manos— ¿Te quedas esta noche?
— Mi casa está sola, así que, me quedo contigo. Mis padres llegan mañana en la noche, sólo no debo llegar tan tarde con Steve y Tommy—la chica confesó. A los segundos retiró su broche de plata y lo dejó sobre la mesa de Eddie.
— ¿Tienes algo que me pueda poner? Este vestido está me que corta la circulación—bromeó la chica y Eddie la encaminó hasta su habitación, ella caminaba tras él. De un mueble sacó una playera de Metallica, la dejó sobre su cama para que pudiera cogerla— Puedes ayudarme con el broche— el vestido se desabrochaba por la espalda y Eddie asintió con timidez, ella tomó su cabello con sus manos y él comenzó a bajar el cierre, quedó a la vista su sujetador color crema y él se sonrojó, como si nunca en su vida hubiera visto algo así, quizá era porque nunca en su vida lo había vivido de esa forma tan romántica e inocente— Muchas gracias— Frankie se dio la vuelta y Eddie no pudo evitar besarla contra la pared.
Frankie estaba descalza en la habitación de Eddie, él la besaba mientras su espalda chocaba contra un poster de Van Halen, las manos del chico subieron por sus piernas, levantando su vestido de chica de buena fe, se separaron sólo para recobrar el aliento.
