Frankie Harrington nunca pensó enamorarse perdidamente del Freaky de la escuela y él nunca pensó que dos personas tan opuestas pudieran tener tanto en común. Eddie la salvó una noche, y desde ahí, es que sus caminos jamás se separaron.
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Eddie siempre evitaba tener problemas, corría tanto como le era posible, pero esta vez era en serio, tenía veinte y estaba enamorado de una chica de buena familia, ¿Habían arriesgado demasiado ya estas alturas? Probablemente.
Steve estaba parado frente a Eddie esperando una respuesta.
— Mierda, me van a matar en esa casa— El chico tragó saliva— ¿Cómo está ella?
— Cuanto te digo que la cosa se ha puesto fea, créeme que es así. Estuvieron los Williamson, y creo que deberías ir a ayudar a mi prima, en serio ella está sufriendo.
Eddie cerró sus ojos y tomó su chaqueta, no habló mucho, sólo atinó a correr junto a Steve Harrington para ir en busca de su chica, aquello era casi de película, y jamás pensó en hacer tal cosa, él era un tipo que evitaba los problemas de este tipo, y ahora con Frankie, los tenía en sus narices. Munson nunca en su vida había cruzado la puerta de la casa de Frankie Harrington, y era tan distinto a todo lo que él estaba acostumbrado, que en ese momento pensó ¿Por qué una chica como ella se pudo fijar en mí? ¿Acaso lo merezco? ¿Hice algo bueno realmente para que la vida me premiara con una chica como ella? Todos esos pensamientos lo inundaban realmente, hasta que Steve abrió la puerta y alcanzó a ver a su chica, su mejilla y sus ojos estaban rojos, ella había estado llorando a mares, él la conocía lo suficiente como saber que había sido un día duro
Y necesitaban una de esas noches en su tráiler, donde se sonreían en medio de la noche, y enredaban sus pies como si fueran cables de audífonos, donde él se dormía con las caricias de Frankie en su cabello.
— ¡Eddie!— la chica corrió hacia él, traspasó el marco de la puerta y se aferró a su cuerpo—No puedo creer que estés acá— la chica tomó su rostro entre sus manos.
— Steve me ha dicho lo que ha pasado— Eddie acarició su mejilla— ¿Estás bien mi vida?— él nunca le había llamado así, la miró con amor, con ternura, con una mirada tan profunda que era complicado tan sólo poder interpretar los sentimientos entre ambos.
Realmente se amaban.
La madre de Frankie los observaba, Eddie estaba lejos de ser el tipo de chico que ella esperaba para su hija, su esposo aún estaba procesando aquello en la sala de estar, tenía un vaso de whiskey, y sabía que ese tal chico Munson entraría a su casa, planeaba sus argumentos, que eran sólidos para despellejarlo en su propia casa, Eddie Munson no cumplía ni el más mínimo estándar que necesitaba para su hija, pensaba también en su relación con los Williamson, él padre de Daley era un abogado importante, lo salvaba de algunas cosas, nada grave, pero sí seguía siempre sus consejos, y de cierta forma le preocupaba el futuro de su hija, que sabía que no sería demasiado próspero junto a Eddie.
— Así que tú eres el chico Munson— la madre de Frankie los miró, ellos se separaron a los segundos, no querían ser vistos por los padres de Frankie. Mientras tanto Steve había ido a dejar a Grace a casa, pues la cosa se había convertido en un terrible drama familiar.
