49. Recuerdos (Agustín)

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La pizza se enfría mientras los dos nos miramos y nos zambullimos en un mundo de incoherencias

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La pizza se enfría mientras los dos nos miramos y nos zambullimos en un mundo de incoherencias. Al inicio, pensé que nada de lo que decía tenía sentido. ¿Cómo iba a conocerla después del accidente?

Pero entonces comenzó a hablar con el mozo y le dio mensajes de su padre fallecido. No tardé ni un segundo en verme a mí mismo separado de mi propio cuerpo. Lo recuerdo, recuerdo buscar a la chica pelirroja de colores estridentes que podía verme para que me ayudara a encontrar mi cuerpo y a cruzar al otro lado. Tenía un tiempo, un reloj como el del sueño.

La imagen de aquel anciano con el que suelo soñar se hace presente en mi mente junto con varias escenas. Él dándome un reloj y explicándome que tengo un tiempo. Él esperándome junto a una mujer para darme a elegir entre ir hacia la luz o volver.

Yo recuerdo que tomé la decisión de volver, porque había algo que me ataba a esta vida, algo intenso que me hacía sentir vivo incluso cuando no lo estaba...

Algo o alguien.

La observo delante de mí, se muerde el labio inferior y yo me apresuro a liberar su labio con el pulgar. Al tocarla mi piel explota en miles de sensaciones y un montón de recuerdos se cuelan a mi mente.

La veo tendida a mi lado, miramos las estrellas, nos tocamos las palmas. La veo sobre una moto, abrazándome. La veo en la playa, la veo en las calles, la veo en el hospital limpiando lo que parece ser mi cuerpo, haciéndome masajes, besándome el rostro.

Las emociones me atraviesan y siento ganas de llorar.

—¿Agus? —inquiere.

Su voz retumba en mi interior y produce un eco que acaricia cada resquicio de mi ser.

—Sofy —respondo y la miro.

—Lo recuerdas —dice entonces al ver mis ojos, hay reconocimiento en ellos—. ¿Me recuerdas? —inquiere con temor.

Asiento con lentitud y cierro los ojos.

—Dios, lo siento...

Niega con ternura y me toma de la mano, la sensación es tan intensa que la aleja de golpe.

—He tenido un sueño recurrente —explico—, estoy en el prado... con un hombre y una mujer, ambos me hablan de que el tiempo ha expirado y que debo tomar una decisión... Hay una luz... es fuerte e intensa... me dicen que volver podría resultar distinto a lo que espero, y aun así decido volver.

—Entonces pudiste elegir —comenta—. Decidiste regresar... No es un sueño, es algo que viviste, Agus... Es probable que fuera en el último instante antes de que volvieras a tu cuerpo.

—Lo hice... regresé —admito y entonces lo tengo claro.

Regresé por ella.

No sé cómo lo sé, no sé por qué lo sé, solo que lo sé.

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