20. Encajar (Agustín)

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Suspiro y la veo, está tendida en la cama con la mirada perdida en el techo

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Suspiro y la veo, está tendida en la cama con la mirada perdida en el techo.

—No lo sé, se siente bien, supongo... —respondo.

—¿Solo bien? —inquiere.

—No recuerdo... solo tengo sensaciones...

—¿Uno pierde esa dimensión cuando está en tu estado? —inquiere—. ¿No sientes deseo?

—No lo sé, no he pensado mucho en eso... Ando intentando cruzar antes de que se me cierre el portal —bromeo—, además no he visto a ninguna fantasma sexi que me robe el aliento —añado y ella se echa a reír.

—Tonto... —murmura.

Pero no es del todo cierto, la he visto... Me he descubierto mirándola y preguntándome cuál será la textura de su piel o qué se sentirá un beso suyo. Me pregunto si me hubiera gustado como mujer o si me habría fijado en ella de haberla conocido antes de morir, y aunque sé que es poco probable, he fantaseado con esa idea.

Me hubiera gustado invitarla a salir, comer algo y luego simplemente caminar de la mano por la calle, algo sencillo, algo profundo. Me gustaría mucho tomarla de la mano y besársela, solo eso.

—Deberías darle una oportunidad a Jorge... —susurro.

—Pareces muy interesado en buscarme pareja. ¿Tan necesitada me veo? Si te hago preguntas es solo por curiosidad... supongo que, te tengo confianza... No hablo de esto con nadie y hablar contigo es como hacerlo con mis propios pensamientos, con la diferencia de que tú respondes...

—Lo sé, no es por eso... No me molesta que me preguntes, de hecho, me gustaría poder decirte mucho más... Solo, pienso que alguien más debería verte...

Ella sonríe.

—Es irónico porque en realidad a mí todos me ven, a ti no...

—No, pero yo me refiero a verte por dentro, todo lo que eres y todo lo que vales... Sería bueno que las personas para enamorarnos pudiéramos mirar el alma de la gente, ¿no? Así no nos dejaríamos llevar por el envoltorio primero...

—Sí, sería bueno... ahorraría muchos dolores de cabeza —comenta—. Te enamorarías solo de quien te conviene y no andaríamos besando tantos sapos antes de llegar al príncipe—. Hace un silencio y luego me mira a los ojos—. Jorge me gusta —admite—, es divertido y la pasamos bien, es dulce... pero no sé... hay algo...

—¿Algo?

—Mi abuela me dijo que me preparara porque el amor iba a llegar —comenta con diversión—, no se lo creí, por supuesto... pero supongo que mi vida ha dado muchos cambios en los últimos meses... A lo mejor es él, pero tengo algo aquí —dice y se toca el pecho hacia la zona del corazón—, que me dice que no lo es... —bufa—. Sería mucho más sencillo si no sintiera tanto —añade—. Soy PAS —agrega.

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