Cuando despierto no abro los ojos, espero de verdad que Agustín ya no esté aquí, que se haya aburrido en mitad de la noche y se haya ido a lo de la abuela a tocar su guitarra, me ha dicho que eso ha hecho todo este tiempo. Me siento aturdida, acalorada y abochornada.
Abro un solo ojo y suspiro cuando no lo veo, aprieto mis piernas mientras todavía siento en el medio mismo las punzadas que me han quedado luego del sueño.
Fue extraño, muy extraño.
Decido no levantarme aún, quedarme un poco más mientras rememoro lo que vivimos anoche y mi sueño. El habernos tocado las almas fue algo increíble, fuerte, intenso... algo que no puedo explicar con palabras, pero entonces, me quedé dormida y comencé a soñar con él.
Estábamos en una playa, yo estaba sentada sobre una toalla grande y él estaba de pie frente a la playa, el cielo estaba estrellado y una enorme luna era toda la luz que se cernía sobre nosotros. Él se volteó a verme y yo sonreí, se acercó a mí y se sentó en frente. No estaba vestido como siempre, tenía un bañador y traía el torso desnudo.
Yo también vestía solo un bikini y lo más raro era que no me avergonzaba. Él se acercó a mí y buscó mis labios para besarme. Lo hizo como si no fuera la primera vez que lo hacía, pero incluso así fue una sensación deliciosa. Él no era un espíritu, era un ser de carne y hueso que yo podía tocar. Sus labios cálidos y mullidos apretaban los míos que se entreabrieron para recibirlo. Su lengua acarició la mía y una descarga de energía me envolvió. Sentía como si me fuera a derretir.
Cuando nos alejamos, nos sonreímos. Yo levanté la palma de mi mano y él levantó la suya, me habló en un idioma que no reconocí y yo sonreí como tonta, juntamos nuestras palmas y lo toqué. Sorprendida, dejé que mi mano recorriera las suyas, sus dedos, sus palmas, su muñeca, sus antebrazos. Llegué a sus hombros y bajé las manos para recorrer su torso, él se estremecía ante mi toque y yo reía como si estuviese descubriendo un tesoro por primera vez.
Estuvimos así por horas, tocándonos la piel, oliéndonos y también plantando besos o mordisquitos en el cuerpo del otro, hasta que el calor se volvió intenso y nuestros cuerpos pidieron más. Tuve la sensación de que un agujero se habría en mi interior y que solo él podría llenarlo, era un deseo intenso de seguir y de explorar, de obtenerlo todo de él.
Y no tardamos en despojarnos de las pocas prendas que vestíamos y observarnos desnudos. Lo recuerdo bajo la luz de la luna, su piel morena, sus músculos tensos, tenía un perfume muy único que ingresaba a mi sistema y enloquecía a mis hormonas, era una mezcla entre menta y algunos cítricos con algo similar a la vainilla. Cierro de nuevo los ojos y es como si aún pudiera olerlo. Sus manos acariciaban mi piel y yo gemía pidiéndole más.
Y entonces lo sentí en mi interior, llenándome y haciéndome desvariar. La emoción que me embargaba era terriblemente similar a lo que sentí cuando nuestras almas se unieron anoche, pero era más física, era más... terrenal. Mis músculos comenzaron a tensarse en busca de una liberación que yo sabía que llegaría en cualquier momento.
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INTANGIBLE
RomanceSofía tiene un don heredado de su abuela, puede ver a los espíritus de las personas fallecidas y comunicarse con ellos. Es médium, pero odia serlo, por lo que ha ignorado esa parte de tu vida y finge vivir una vida normal. Agustín está en un sitio...