Maratón (2/4)
Pov Hyukjae
Fingir que teníamos sexo con Emily y Luciana había sido extraño al principio, pero ahora, diez días después, me parecía la mejor idea que habíamos tenido desde que decidimos ir a Bali. Gracias a ellas podíamos salir a citas, tener sexo, abrazarnos en público e incluso dejarnos marcas el uno al otro. Donghae prefería que no lo hiciera, pero si ocurría tampoco podía hacer nada al respecto.
Por ejemplo, la última vez que nos habíamos acordado. El octavo día de nuestra mentira perfecta habíamos ido con las chicas a un spa. Ellas se habían metido en la zona de los masajes y nosotros en los baños termales, una cosa había llevado a la otra y había terminado con mi precioso novio montándome dentro del agua. ¿De verdad pretendía que lo viera sobre mí, con la boca abierta y los ojos llorosos, y no tuviera ganas de morderle el cuello? Imposible.
Por eso ahora, dos días después, él tenía un hematoma encima de la clavícula y su madre era la mujer más feliz del mundo.
Lo único que no me gustaba era dormir solo, pero, teniendo en cuenta que pasábamos la mayor parte del día pegados el uno al otro, me parecía un precio justo a pagar.
Aquella noche, después de otra "cita doble", volvimos al hotel. Los padres de Donghae estaban en la piscina, cenando con unos amigos que habían hecho esos días, así que los saludos y les dijimos que nos íbamos a dormir. Su padre nos dio las buenas noches. Su madre, sin embargo, me agarró del brazo y dijo:
—¿Por qué no os quedáis?
—Estamos cansados —contesté.
Era verdad. Además de aprovechar para besarnos y follar como conejos, también hacíamos turismo. Ese día mi chico solo cojeaba porque le dolían las piernas de tanto caminar, juro que por nada más.
—Podéis descansar en las tumbonas.
—Preferiría dormir en una cama, mamá. Vosotros pasadlo bien, ¿vale?
—Pero...
Se interrumpió a sí misma, apretó los labios y me soltó. No terminaba de entender qué le pasaba. Se suponía que estábamos liados con dos "chicas guapas". ¿Por qué seguía tan reticente a que su hijo y yo estuviéramos solos?
—No se fía —comenté en el ascensor—. ¿Qué más vamos a tener que hacer para que no le moleste dejarnos solos? ¿Liarnos con ellas en sus narices?
—Ni hablar.
Se cruzó de brazos y sacudió la cabeza efusivamente de manera infantil. Iba a burlarme de él, pero la verdad es que imaginarlo con Luciana me ponía de mal humor. Con verle besar a Jessica tenía suficiente.
—Ya, es mala idea.
—Muy mala —estuvo de acuerdo—. Tan mala que no tienes ni que pensar en ella.
Hizo un puchero adorable. Así que, en cuanto las puertas se abrieron, lo tomé del brazo y lo arrastré hasta nuestra habitación para poder morderle el labio inferior como Dios manda.
—¿Pensar en qué?
—En liarte con Emily. Acabas de... oh, ya.
Reí y volví a besarlo. No nos entretuvimos mucho porque sabíamos sabíamos lo que podía pasar si seguíamos, sobre todo por mi parte. Hice acopio de todo mi autocontrol tras el último beso y me fui a mi habitación para ducharme, ponerme el pijama y dormir. Nada más. Una vez en la cama, me abracé a la almohada, como si me hubieran atado con grilletes a la pared.
Todavía no me había dormido cuando escuché que sus padres entraban. Hablaban en voz muy baja y no pude entender lo que decían, aunque distinguí nuestros nombres un par de veces. Me mantuve quieto, tratando de entender algo más. Entonces se callaron y solo oí pasos que se acercaban.
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❝Hey! Don't touch me❞ [EunHae +18]
Fanfiction▶Queda prohibida la copia total o parcial de esta historia◀