Capítulo 32

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Pov Hyukjae

—Hacéis una pareja tan bonita.

Preciosa.

Siempre era bueno ver a una chica pegando sus pechos a tu novio, oírlos cantar juntos y escuchar como todo el mundo les decía lo bonitos que eran juntos.

Maravilloso, por supuesto.

Puse los ojos en blanco, dejándome caer en el respaldo de la silla. Crucé los brazos, mordí mi labio para aguantar todo lo que quería escapar de mi boca y dejé que la mujer que iba a dirigir la grabación los alabara llevándose las dos manos al pecho.

—Es normal que seáis portada en todas las revistas.

—¿A que sí? —Sooyeon sonrió satisfecha a mi lado. Moví la cabeza de lado a lado sin que nadie me viera, o eso creía hasta que noté un codazo en mi brazo— ¿A que son la pareja perfecta, Hyukjae?

La miré de reojo y bufé.

—Perfectísima —solté con sarcasmo. Si la definición de perfección en una pareja era que ella fuese una bruja-garrapata pesada de la que él no estaba enamorado ni por asomo porque era gay y le gustaba estar debajo del cuerpo de otro chico, pues sí, eran perfectos.

Me dio otro codazo que respondí riendo y fulminándola con la mirada mientras me frotaba el hombro. La mujer siguió con sus tonterías y Sooyeon siguiéndole el rollo por completo junto a Jessica, que buscaba la mano de Donghae debajo de la mesa. Aún no comprendía por qué diablos no íbamos ya a grabar y se dejaban de tantas tonterías. ¡Por Dios, teníamos planes!

Bueno, yo tenía un plan y no me había hecho falta explicar demasiado para que él supiera a qué me refería. Me mordí el labio, mirándolo. No sabía que tenía más ganas de ver, su cara en el sex shop o su cuerpo embutido en un disfraz. Lo primero iba a ser muy gracioso, seguro, se iba a poner rojo y a gritarme que era un pervertido. Y lo segundo... sin duda era lo que más me apetecía ver.

Una sonrisa del calibre de mis pensamientos se formó en mi boca. Me acaricié los labios con el índice, mirándolo y oyendo sin escuchar la voz de las dos mujeres y la garrapata a mi alrededor. Donghae puso las dos manos sobre la mesa y, en cuanto Jessica trató de cogerle una, se cruzó de brazos. No pude reír. Mi cerebro estaba más concentrado en desnudarlo para volverlo a vestir, aunque no con sus pantalones estrechos. Sino con un traje de enfermera que le llegara por los muslos, sin ropa interior, con una diadema sobre el pelo; o con un uniforme de policía, de esos que tenían un agujero donde las nalgas; o con uno de colegial, para dejarlo solo con la corbata en el cuello y los calcetines blancos hasta las rodillas. O uno de sirvienta. Lee Donghae de sirvienta...

Su rostro enrojeció mientras yo me lo imaginaba agachándose para limpiar el polvo, quedándose a mi total disposición, o preguntándome sumisamente si quería "algo más". Mi pene se removió con ganas bajo el pantalón. Mi cara debió ser tan reveladora para él que abrió la boca y de repente noté que algo chocaba contra mi rodilla con fuerza. Salté en el sitio, aguantando un quejido.

—¿Estás bien, Hyukjae? —me preguntó él, con la voz inocente, el rostro ruborizado y una clara expresión de "eres un pervertido" en la mirada.

Ellas me miraron también; la mujer ni siquiera debía saber quién era yo ni qué hacía allí, Sooyeon se frotó el puente de la nariz, Jessica frunció el ceño.

—Muy bien —respondí. Me dejé caer en el respaldo y retomé las riendas de mis pensamientos; en el sex shop también vendían otras cosas a parte de disfraces, cosas como esposas, mordazas o dildos. Muchas cosas con las que podría divertirme.

Me mordí el labio, ladeando la cabeza, observando su forma de decirme con la mirada que dejara de hacerlo. Me relamí. Sooyeon saltó de repente en su sitio y tuve que taparme la boca para no ponerme a reír mientras la mujer le hacía preguntas a Jessica sin que ninguna de las dos fuera consciente de nada. Sooyeon se acarició la pierna disimuladamente, fulminándonos a los dos con la mirada.

❝Hey! Don't touch me❞ [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora