Capítulo 27

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Un profundo gruñido salió de mi garganta. Separé más las piernas y me obligué a mantener los ojos abiertos para ver la cabeza naranja que subía y bajaba lentamente. Mis dedos se cerraron tanto en las sábanas como en su pelo, incrédulos ante su repentina decisión. Fascinados porque, después de que pareciese más avergonzado que dispuesto mientras me bajaba los bóxer, estaba volviéndome loco con cada movimiento de su boca alrededor de mi miembro.

Me mantenía más o menos sentado en el borde de la cama. Donghae estaba arrodillado en el suelo, solo con mi camiseta sobre su cuerpo, pues se había envalentonado de pronto mientras yo quitaba su ropa interior, mordiendo sus deliciosos muslos. Sabía que tenía un camino de chupetones hasta su entrepierna en esa piel sin rastro de pelo, y sin embargo era yo el que estaba recibiendo una mamada.

Eché la cabeza hacia atrás, sin impedirle a mi boca pronunciar su nombre en un gemido. Sus movimientos se volvieron más rápidos después de eso y mis ojos se pusieron en blanco cuando ahuecó las mejillas. Tuve que cerrar mi puño en las sábanas hasta que mis nudillos se pusieron blancos porque no quería hacerle daño al tirarle del pelo. Claro, que eso no me impidió apretar sus hebras y empujarlo suavemente, igual que moví mis caderas casi de forma imperceptible.

—Oh... —gemí. Bajé mi mirada hacia él fijamente, con la respiración más que entrecortada. Me sentía en el límite. Estaba a punto de liberarme y no sabía si él... Joder. Estaba siendo tan bueno. Pero eso debía ser demasiado. Sobre todo porque tenía la certeza de que era la primera vez que lo hacía. Quizá en otro momento...— Hae... v-voy...

Tiré de su cabeza hacia atrás con más fuerza de la que pretendía. Se alejó de mí y un suspiro de alivio se me escapó. Pero quizá por verlo con los labios hinchados entre mis piernas, quizá por sus pupilas dilatadas mirándome fijamente, quizá por lo jodidamente follable que estaba con mi mano aún en su pelo revuelto, el rostro enrojecido y los chupetones en el hombro desnudo. Quizá porque simplemente no pude más, me corrí cerrando los ojos.

Cuando los abrí, mi rostro enrojeció; había llegado a su cara. Me mordí el labio, moviéndome enseguida sobre la cama en busca de algo con que limpiarlo. Tanta lucha por no hacerlo en su boca y había terminado en otro sitio que quizá era peor. Esperaba que no se enfadara conmigo por eso.

Me estiré hasta alcanzar mi camiseta en el suelo y volví rápidamente a donde estaba. Donghae tenía los ojos cerrados, la respiración agitada, pero no se había movido en los pocos segundos que yo había tardado en acercarme. Apreté la tela en mis manos, observando un poco más esa imagen, manteniéndola en mi retina. Mi pene se removió de nuevo. Me incliné y la pasé por su cara y cuello, mordiéndome el labio.

—Mierda... perdón —me atreví a decir al fin, lanzando mi camiseta lejos.

Él abrió los ojos. Primero me miró como si asimilara lo que acababa de pasar, lenta y de una forma que me asustaba. Hasta que se levantó de golpe y se abalanzó sobre mí, escondiendo la cara en mi cuello.

Suspiré aliviado. Lo apreté entre mis brazos con fuerza, dejando que apoyara una rodilla a cada lado de mi cadera. Pude notar lo excitado que estaba por la humedad y dureza que se apretó contra mi estómago a pesar de la camiseta.

Y de repente, mordió mi cuello con saña.

Aflojé mis brazos para tomarlo de los hombros y mirarlo de frente, alzando las cejas.

—¿A qué ha venido eso?

Donghae se cruzó de brazos, aunque en lugar de mirarme a mí se quedó con sus dilatadas pupilas puestas en las marcas de mi cuello. Me pasé la lengua por los labios; su culo desnudo se frotaba con mi pene, que quería volver a despertar y lo estaba consiguiendo.

❝Hey! Don't touch me❞ [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora