Capítulo 11

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Cerré los dedos en el volante. El arbusto frente al que llevaba un buen rato aparcado se movió solo un poco por el aire, como si me dijera que dejara de una vez de pensar y saliera ya del coche. No me apetecía hacerle caso. Si bien era cierto que me había pasado todo el día con Heechul y Siwon arreglando su casa para la fiesta, nadie me había dicho con certeza que tenía la obligación de ir.

Miré la fachada de tres pisos y las luces de colores que salían desde la ventana del primero, igual que la música que amenazaba con romper la puerta de entrada. Si los padres de Heechul no fueran tan buenos y ricos, ya los habrían echado del vecindario. Suspiré, bajando la mirada hacia la llave que todavía estaba en el contacto y mi pie ligeramente posado en el acelerador.

Nadie iba a darse cuenta si daba marcha atrás y volvía a mi casa. Solo tenia que moverme un poco dentro del coche, girar el volante y conducir media hora. Podría beberme yo solo el litro de cerveza que llevaba en la mininevera. Sí, solo, afortunadamente el niñato tenía no-sé-qué-cosa de famoso ese fin de semana. Y aunque no hubiera tenido nada.

Donghae y yo pasábamos de comernos la boca a negarnos la palabra en minutos. Lo primero duraba muy poco. Lo segundo, días. Quizá esta vez había sido más fuerte, porque obviamente nos habíamos echado en cara lo ocurrido hacía siete años. Yo podía ser un imbécil, pero la culpa de todo era suya. Él era el niñato que se había largado.

–¡Hyuk! –mierda. Ya no tenía escapatoria. Miré a Heechul de reojo y él se inclinó sobre el cristal de la ventana a mi lado. Puso sus brazos en jarra. Ni siquiera tuvo que decirme nada para que supiera lo que quería.

Bajé la ventana despacio y le sonreí sin ganas.

–Estoy pensando en volver a casa, ¿sabes? No me encuentro muy bien y...

–De eso nada.

–Pero...

–Escúchame –de repente, metió su brazo por el agujero y me cogió del cuello de la camiseta que él mismo me había dicho que me pusiera. Tiró de mí hacia él, haciendo que soltara el volante y las gafas se me ladearon por el impulso. Con mi pecho pegado a la puerta, me habló sobre la nariz–. Llevamos semanas montando esta fiesta Siwi, tú y yo. Así que me da igual si te metes en la habitación de Gunhee a dormir, pero tú entras en esa casa como que me llamo Kim Heechul, ¿entendido?

–Entendido.

Me soltó, con una sonrisa satisfecha y casi angelical. Heechul era un demonio cuando se lo proponía. Pero por algo era mi mejor amigo y es que siempre se podía contar con él. Siwon era más de lo mismo. Quizá por eso habían terminado juntos.

Me quedé mirando por la luna del coche como Heechul llegaba hacia su novio (aún se me hacía raro llamarlos así) y se cogían de la mano para entrar en la casa. Estaban tan contentos.

Y luego estaba yo. Tenía una novia que posiblemente ya supiera que me había besado y casi follado con otra persona. Esa otra persona era un niñato arrogante con el que no podía cruzar más de dos palabras sin discutir; y en el fondo eso era lo que me calentaba tanto, pero tampoco quería decir que disfrutara cuando teníamos peleas serias. Pero ya no quería pensar en él.

Salí del coche con la bolsa en la que llevaba el litro colgada del brazo. Cerré con llave y me las metí en el bolsillo. Las fiestas eran para divertirse, beber y olvidarse de los problemas, ¿no? Pues eso era exactamente lo que pensaba hacer. Que le dieran a Donghae.

Saludé a la gente que bailaba y hablaba en el jardín y que no conocía de nada. Prácticamente todo el mundo sabía que yo había ayudado a la pareja organizadora a montar la fiesta. Quizá me hacían la pelota para que les invitara si Heechul montaba otra igual. Posiblemente, no es que yo fuera muy popular. Mucha gente me conocía más como "el camarero" que como Hyukjae.

❝Hey! Don't touch me❞ [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora