Pov Donghae
–Gracias, Sica. –murmuré por el móvil antes de colgar. No la dejé decir nada porque sabía que me iba a preguntar y no quería responder.
Dejé el móvil a un lado y me encogí en la cama, con la espalda en la pared. Rodeándome las rodillas con los brazos, suspiré. Estaba cansado tanto física como emocionalmente; no me apetecía nada ir a grabar y todo lo que salir a la calle conllevaba. No quería salir de mi habitación y verlo.
Había soñado con él, conmigo, con nosotros hacía siete años, y ahora solo quería volver al pasado para impedir que ocurriera. Pero eso era imposible. Estaba todo mal. Había sido mi mejor amigo, lo había querido tanto...
Y ahora yo para él no era más que alguien con quien tener sexo.
Me deslicé hacia abajo sin despegar mi espalda de la pared, cayendo en posición fetal sobre la almohada. Tenía la puerta cerrada y no sabía si se había ido a la universidad o no. Me daba igual. Solo necesitaba quedarme ahí, así, todo el día, contener las lágrimas y odiarlo todo y a todos. En momentos como esos necesitaba tener otra vez diez años.
–Donghae –golpeó la puerta despacio. Oí que movía el picaporte mientras apretaba los ojos. Luego suspiró–, ¿estás ahí? –me mantuve en silencio mientras lo oía caminar y al final chasqueó la lengua, mascullando después– ¿Para qué cierra la puerta? No voy a robarle mientras no está...
Lo oí irse; caminar, coger sus cosas, caminar más, abrir la puerta, cerrarla, dejarme solo. Me abracé a la almohada y hundí la cara en ella.
No solía ponerme sentimental o triste con frecuencia, solo cuando recordaba a mi padre o mi infancia con Hyukjae. La mayoría de las veces simplemente evitaba recordarla o me enfadaba, pero ahora que había pasado todo eso, que vivíamos juntos, que ya no tenía que preocuparme por la dichosa Rubia...
Fruncí el ceño: no porque estuviera celoso. No lo estaba. No. ¿Por qué habría de estarlo? Di media vuelta. Sí me había gustado que viniera a decirme que había terminado con ella, pero eso era porque... porque... ¿Por qué? Bufé.
Sacudí la cabeza para quitarme eso de la cabeza. Entonces volvió a mi cabeza lo que me había hecho despertarme agitado y me tumbé boca arriba. Mirando el techo, solo empeoró.
Según nuestros planes, a los veinte años los dos estaríamos en una gran mansión llena de toboganes en lugar de escaleras. Él iba a ser mi mánager, mi mejor amigo, mi fan número uno. Iba a ser una vida perfecta, los dos juntos para siempre.
Y por eso me tapé la cara con las manos. Era culpa suya. Yo me había ido, pero no lo hubiera hecho de no ser por él. Por eso lo odiaba. Por eso dejaba que me besara y me tocara. Por eso guardaba su guitarra como si fuera el mayor tesoro de un pirata.
Me levanté sin pensarlo y la saqué del estuche. La acaricié. Me limpié la gota rebelde que quería caer por mi mejilla. Me senté en la cama otra vez y pasé los dedos por las cuerdas.
Cogí aire.
Vale, debía olvidarme ya de eso. Tenía que escribir algo antes de que Sooyeon me echara la bronca por no tener ninguna canción lista. Necesitaba distraerme o terminaría deprimiéndome de verdad.
Bajé de la cama de un salto, solo para sentarme en la silla del escritorio con una libreta de pentagramas, y comencé.
Cuando me di cuenta tenía hojas llenas de notas, de palabras al azar, de tachones, de dibujos sin sentido y mi cabeza llena de ideas. Mordí el bolígrafo mientras repasaba la melodía en mi cabeza. Lo dejé caer sobre la hoja e hice la guitarra sonar.
Increíble. Con unos arreglos más y una buena letra, podía mostrársela a los productores a finales de semana.
Ahora estaba contento, ¿cómo no estarlo? Abracé la guitarra y cerré los ojos. Lo más extraño era que no había dejado de pensar en nada realmente, solo me había concentrado en representarlo en la canción. Y más extraño aún era que no se trataba de una melodía triste.
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❝Hey! Don't touch me❞ [EunHae +18]
Fanfiction▶Queda prohibida la copia total o parcial de esta historia◀