Pov Hyukjae
Con mis piernas estiradas a cada lado de su cuerpo y las suyas dobladas a cada lado del mío, entorné los ojos mientras miraba el abanico de cartas entre mis manos, mientras mantenía mis codos sobre sus rodillas. Traté de no hacer ningún movimiento que me delatara. Tenía posibilidades de ganar solo si él no tenía algo mejor, pero, claro, era imposible de saber. El muy listillo usaba sus dotes de actor para engañarme. No por nada me encontraba únicamente en bóxer mientras que Donghae mantenía todavía mi camiseta y su ropa interior cubriéndolo. Es decir, yo había perdido cuatro veces y él ninguna.
Necesitaba ganar al menos esa vez. Solo una. Me daba igual si se quitaba la camiseta o los bóxer. Solo una vez, por favor.
Pero cuando dejamos que el otro viera nuestra jugada, soltó un gritito igual que los otros cuatro y levantó los brazos, celebrándolo. Me había vuelto a ganar.
—Oh, venga ya —exclamé, lanzando las cartas sobre el colchón. Me crucé se brazos y vi cómo sonreía orgulloso— No entiendo cómo eres tan bueno.
Se encogió de hombros con diversión. Pero no me molestó porque apoyó las manos en mis piernas para empujarse más cerca de mí. Sus rodillas quedaron cerca de mis costados, aunque estiró las piernas igual que yo, y se inclinó para besarme la mejilla.
Maldito niñato adorable.
—He aprendido del mejor.
Chasqueé la lengua. Aquellos momentos de nosotros jugando al póquer en mi jardín me hicieron reír, sobre todo porque en aquel entonces apostábamos galletas y ahora, por haber perdido, debía quitarme una prenda. Tenía que deshacerme de mis bóxer, pero al parecer Donghae no iba a dejar que me levantara para hacerlo y a mí no me importaba quedarme un rato más así con él, viendo cómo mi camiseta caía por su hombro y dejaba ver las marcas que me había hecho esa mañana.
Solté aire por la nariz cuando me di cuenta que no habíamos hecho nada a pesar de estar sobre la cama de un hotel. Habíamos jugado a mordernos, habíamos hablado, habíamos encontrado las cartas en un cajón y habíamos comido. Un carrito de comida estaba vacío contra la pared desde hacía varias horas y nosotros solo habíamos decidido transformar el póquer normal a una versión para mayores de dieciocho.
Decir que me daba igual era incluso poco. ¿Cuán bien me sentía con Donghae para estar en esa situación y no tener la necesidad desesperada de lanzarme sobre él? Solo con que me toqueteara el pecho como lo estaba haciendo en ese momento, me sentía bien.
Maldición. Comenzaba a darme asco a mí mismo. Igual que cuando lo había llamado bebé. Aquello había sido demasiado empalagoso para mí incluso hablando por teléfono. Y sin embargo lo había hecho dos veces. A él había parecido hacerle ilusión al menos por cómo había sonado su voz. Pero eso no quitaba que fuese un apodo muy... muy... cursi.
—¿Y quién era "el mejor", si se puede saber? —pregunté al fin, saliendo de mis pensamientos para centrarme en él.
Donghae sonrió, comprendiendo al instante a dónde quería llegar, y se pegó más a mí. Lo rodeé con los brazos y lo levanté levemente, cruzando las piernas a lo indio para que se sentara entre el hueco.
—Era mi mejor amigo...
Asentí lentamente. Él subió sus dos manos hasta mis gafas y me las quitó. Reí al ver que se las ponía y fruncía la nariz porque posiblemente no veía nada. Por eso se las quité antes de que se dañara la vista. Además, no quería que unos cristales me impidieran ver sus ojos.
Joder.
—¿Y jugábais al póquer?
Fue su turno de asentir. Me estiré hasta dejar las gafas sobre la mesilla y volví a cómo estaba, solo que decidí que era buena idea apoyar las manos en sus muslos. Eran tan suaves que quería morderlos. Otra vez.
—Con galletas —rió, bajando sus manos hasta las mías—, pero ahora jugamos de otra forma.
Lo miré unos segundos para sonreír porque estaba ruborizado. Luego volví a centrarme en la forma que, inconscientemente, mis dedos se entrelazaron con los suyos.
Como mi cuerpo o mi boca se atreviesen a soltar otra cosa más con tanto nivel de azúcar, pensaba pasar todo el viaje sin probar dulce. Joder. ¿Qué demonios me estaba pasando?
—¿De qué forma?
Donghae apretó sus dedos con los míos, dejándome sin poder hacer nada. Si a él le gustaba, no iba a soltarlo solo por mis tonterías. A parte de lo mal que iba a quedar si lo soltaba, sobre todo estaba lo mal que probablemente lo haría sentir.
Suspiré, mirando su cara para alejarme definitivamente de mis tontos pensamientos. Él se mordía el labio y rió avergonzado antes de contestarme.
—El que pierde, se tiene que quitar una prenda.
Jadeé como si aquello me molestara.
—¿Y ese imbécil sabe que tienes novio? —sus ojos se hicieron pequeños cuando rió. Era tan... tan... mierda, quizá si se merecía que lo llamará bebé.
—Ese imbécil es mi novio —dijo, moviendo nuestras manos de lado a lado entre los dos con diversión.
Hice chasquear mi lengua un par de veces y moví la cabeza, inclinando mi cabeza cerca de la suya.
—Yo soy tu novio.
Con una risita adorable, me besó la punta de la nariz y susurró:
—Entonces tú eres un imbécil.
—Lógica aplastante, ¿no? —suspiré, riendo al ver que asentía y dejaba caer nuestras manos entre nuestras piernas.
Ladeó la cabeza mientras me miraba, con sus ojitos brillando. Con una sonrisa que me puso nervioso. Tragué saliva, ruborizándome. Él solo estaba siendo adorable y yo... joder, yo me sentía estúpido.
—Hyukkie —dijo suavemente. En otro momento aquello me habría hecho responder con la voz ronca porque me encantaba que me llamara así. Pero en ese estaba demasiado en otra parte para prestarle verdadera atención. Sin embargo sí lo miré, esperando a que hablara—, gracias por haber venido.
Dejó un pequeño beso en mis labios. Y como el estúpido que me sentía, solo asentí sin poder dejar de mirarlo embobado. Entonces él se ruborizó y apartó la mirada y yo reí perdido.
Solté un profundo suspiro. Levanté las manos, separándolas de las suyas, para llevarlas a sus mejillas y se las apreté. Las noté arder y no porque lo hiciera con fuerza.
—Pero mira que eres adorable, joder —exclamé, ya sin poder soportarlo. Pegué mis labios a los suyos durante varios segundos y me mordí el labio al ver que no abría los ojos aunque me hubiera alejado de su boca. Estaba como en otra parte, con los labios aún entreabiertos, y aunque bajé mis manos para tomarlo de la cadera, no hizo nada— ¿Bebé?
Él abrió los ojos. Yo también. Los dos por lo mismo y sin embargo él me miró y yo solo me golpeé mentalmente. ¿Otra vez? ¿En serio? Pues no pensaba comer nada dulce hasta que se me quitara la tontería de encima.
Pero, claro, tuvo que sonreír el niñato y él era la cosa más dulce que me quería comer.
Bufé. Lo empujé para que cayera de espaldas y me coloqué sin dudarlo sobre él, arrodillado y con parte de su cuerpo sobre mis muslos. Apoyé una mano a cada lado de su cabeza, mordiéndome el labio.
—No dejes que pruebe el azúcar en todo el viaje.
—¿Por qué?
Moví la cabeza, acercándome hasta sus labios.
—Cosas mías...
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Sé que el cap es corto, pero no he podido hacer más hoy. Así que morid un poco de diabetes (como Hyuk xD) y mañana más :'D
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❝Hey! Don't touch me❞ [EunHae +18]
Fanfic▶Queda prohibida la copia total o parcial de esta historia◀