🐍CAPÍTULO 4 🐍

1.1K 91 8
                                    


SABRINA

Soy un manojo de nervios.

En cuanto la puerta principal se cierra con un portazo y oigo la discusión de Fabrizio y Massimo, sé que Angelo ha hecho gala de su carácter impetuoso y explosivo y ha ido solo a enfrentar a Leonardo.

Solo de recordar sus gritos, su mirada de ira y dolor que me ha partido el alma y lo desquiciado que estaba...todo ello me hace temer por el hombre al que amo.

Dios sabe que Angelo es mi vida, todos mis hermanos lo son, pero cuando se pone así le temo muchísimo.

Él ya no es el niño valiente y travieso que me defendía de las injusticias, sino un hombre peligroso e implacable que no vacila en matar sin piedad si se siente atacado. Porque ha malinterpretado las cosas en esta historia, sin siquiera dejar que me explique.

Y no me justificaré, porque sé que debí contárselo a los tres desde que nuestro romance empezó a ir en serio, pero tenía miedo. Y estaba herida.

Por más que se esfuercen, nunca podrán entender cómo me he sentido todos estos años. Encerrada en una torre de marfil, mientras mi vida se marchitaba y mi pasado me atormentaba de día y de noche.

Siempre estaré en deuda con Angelo por haberme salvado del monstruo que era mi propio padre, pero su tiranía en ocasiones me inquieta. Sé que no es como él, pero aun así...temo que esta vida se haya llevado todo lo bueno que había en él y lo haya convertido en alguien violento y cruel.

— Angelo lo va a matar, Graziella, va a matar al único hombre que he amado...

Mi llanto es inconsolable, mi corazón sangra.

He sido una ilusa.

Nunca podré escapar de mi cárcel.

...

Ni siquiera Graziella puede consolarme. Estoy muerta de la angustia y que la mansión esté tan en silencio no hace sino acrecentar mis nervios.

Mis hermanos no han vuelto todavía y mi agonía alcanza el punto cumbre.

— Tranquila, no nos precipitemos. A lo mejor Angelo recapacita y se calma, ha sido una noticia bomba — intenta razonar ella, acariciando mi pelo para tranquilizarme. He llorado hasta quedarme sin lágrimas y me siento vacía

Si Leonardo deja de existir...yo no podré soportarlo.

Entonces la puerta se abre con estrépito antes de que pueda contestarle a mi amiga –porque eso es lo que ha sido para mí todos estos años – y Angelo aparece en el umbral, con manchas de sangre en los puños y la camisa.

Trago en seco, temerosa de lo que pueda haber hecho cegado por la ira.

Su expresión es ilegible y basta una sola mirada para que despache a la pobre Graziella, que se escabulle fuera del cuarto dedicándome un tembloroso asentimiento para transmitirme ánimo.

Nos quedamos a solas. A duras penas puedo sostener su mirada dura e intimidante.

Se acerca unos pasos hasta el borde de la cama donde reposo, hecha un ovillo.

Y no puedo evitar retroceder, por instinto.

Sé que mi reacción lo hiere porque aprieta la mandíbula y asiente sin alegría.

El tiempo parece congelarse hasta que despega los labios y pronuncia la frase que tanto necesitaba oír.

— Puedes estar tranquila, que este tirano y este monstruo sin corazón no ha matado a nadie hoy. Leonardo Messina sigue respirando — dice. Y hay tanta rabia y rencor en su voz que siento cómo mi corazón se resquebraja, especialmente cuando repite las palabras que le he dedicado antes de irse.

Peligrosa alianza (+21) #1 Camorra  italianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora