🐍CAPÍTULO 18🐍

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ANGELO

Todo iba bien hasta que ha aparecido esa maldita bruja con sus predicciones absurdas. Estoy hirviendo de ira y me cuesta controlar mi endemoniado genio para no pagarlo con Bianca, que no tiene la culpa.

Ella no está acostumbrada a este mundo podrido en el que todo el mundo miente y lleva máscaras. Esa fiesta a la que quiere ir para ella solo es un escape de la realidad, pero para mí es el pan de cada día combinado por supuesto con una buena dosis de puñales por la espalda al menor descuido.

Es por eso que nunca me relajo, siempre estoy tenso y preparado para actuar.

Sin embargo, con ella he bajado ya la guardia demasiadas veces para el poco tiempo que llevamos casados. Y eso me atormenta, porque ¿qué pasaría en el improbable caso de que la vieja llevara razón?

No puedo permitirme correr el riesgo y la simple idea de que alguien pudiera dañar a Bianca para llegar hasta mí se me ha pasado por la cabeza demasiadas veces. Pero es ahora cuando me enfurece hasta el punto de volverme loco.

No entiendo qué tiene que despierta en mí esos instintos de protección que solo he sentido con mis hermanos. Mi padre se aseguró de matar esa parte de mí que pudiera sentir debilidad o empatía por nadie que no fuera mi familia, y si por él hubiera sido hasta eso me habría extirpado.

Era un monstruo al que no me arrepiento ni por un segundo de haber matado, pero a veces me pregunto si no soy más parecido a él de lo que me gustaría en ciertos aspectos. Porque en otros jamás, primero me pondría una bala en los sesos.

No dejo de darle vueltas al asunto de los anónimos, intentando averiguar quién me está jodiendo. Pero podría ser cualquiera, los enemigos abundan y no puedo fiarme de nadie. Eso hace que esté paranoico y agresivo. Tanto que hasta Bianca se percata de mi oscuro estado de ánimo y me interpela.

— ¿Angelo? ¿Estás bien? — inquiere, visiblemente preocupada...por mí. Maldita sea, soy yo quien debería estarlo por ella. Asiento, recomponiéndome.

— Sí, pago la cuenta y nos largamos. De todas formas el día se ha echado a perder — suelto, con el tono más duro de lo que había pretendido. Veo el dolor en sus ojos y eso me hace sentir un poco más miserable, pero soy un bastardo sin sentimientos y cuando antes lo comprenda será mejor para ella.

— Como ordenes — suelta, en una clara pulla. Le dedico una sonrisa gélida.

Se niega a entrar a la tienda de disfraces, alegando que está cansada. Así que lo dejamos para la tarde.

Ya no volvemos a hablar en todo el camino y aunque se supone que eso era lo que quería, ahora estoy todavía más furioso que antes. Solo que conmigo mismo.

...

No he podido parar quieto ni siquiera un segundo desde el incidente, me está reconcomiendo tanto que no me deja tranquilo y Bianca se ha tumbado, alegando que tenía dolor de cabeza.

En realidad, sé que lo que quiere es evitarme y no la culpo con el humor de perros que tengo.

Ahora estoy deambulando por el balcón y decido acabar cuanto antes con esto, así que marco el número de mi hermano Massimo. De algún modo, siempre sabe exactamente qué decir para calmarme, aunque no me sincere con él. Ya era así desde que éramos pequeños.

Como es habitual en él, descuelga enseguida y como hemos hablado esta mañana, piensa lo peor.

— Angelo, ¿está todo bien? ¿Ha pasado algo? — inquiere, preocupado. Y si no fuera un cabrón me sentiría mal, porque solo lo llamo cuando necesito consejo. Pero daría mi vida por él sin dudarlo un segundo. Es mucho mejor persona que yo.

Peligrosa alianza (+21) #1 Camorra  italianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora