🐍CAPÍTULO 12🐍

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BIANCA

Estar a solas en una habitación cerrada con Angelo activa todos mis instintos y mi cuerpo está en tensión, sobre todo después de la velada amenazada que acaba de dedicarme en el vestíbulo luego de que me dejara llevar por mi maldita curiosidad.

No debí mencionar ese tema, pero su reacción fue desproporcionada para mi gusto y estoy molesta con él. Quiero hacerle pagar por atravesarse en mi vida y arruinarla, por meterse en mi sistema y hacer que mis jodidas hormonas lo deseen del modo enfermizo en que lo hacen sin que yo sea capaz de evitarlo.

— ¿Quieres una copa? — me interpela de súbito con esa voz grave y sensual que tiene. Nunca dejarán de sorprenderme esos cambios de humor que tiene.

Le respondo todo lo cortante que puedo sin importarme que mi vena más insolente salga a la luz.

— No y prefiero que no te andes por las ramas. Si vas a follarme hazlo ya.

— ¿Ansiosa? — inquiere, enarcando las cejas con chulería.

Me repantigo sobre la cama como si me diera igual su presencia, aunque ambos sabemos que es mentira.

— Impaciente porque terminemos esto de una vez para que me dejes en paz — apostillo y me da igual estar tentando a mi suerte al hablarle de ese modo. Simplemente no puedo controlar mis ganas de retarlo y sacar a la bestia que lleva dentro.

Angelo tensa la mandíbula y se acerca a grandes zancadas hasta la cama para, acto seguido, inclinarse sobre mí cual depredador cazando a su presa.

Sus ojos son puro fuego que me quema con las palabras que salen de su boca.

— Créeme que cuando esté dentro de ti vas a pedirme que no pare nunca y que te dé tan fuerte que grites hasta enronquecer.

Como siempre que me siento intimidada, enmascaro mi inseguridad con una buena dosis de sarcasmo y con el mayor desdén que logro reunir, espeto:

— Yo que tú tendría cuidado con ese ego, Angelo, no vaya a ser que quedes mal cuando no se me mueva un pelo.

Me engulle en una mirada cargada de rabia y deseo que me afloja las piernas y antes de que pueda procesarlo, se cuela entre ellas y me sujeta de las muñecas a la altura de la cabecera, tumbándose sobre mí sin poder contener lo mucho que mis palabras le han herido el orgullo.

Qué predecible...

— No me sigas provocando, niña — advierte entre dientes, con las fosas nasales dilatas.

Sonrío, a un palmo de su cara. Estamos tan cerca que si cualquiera de los dos se moviera un centímetro nuestros labios se juntarían. Pero me niego.

— ¿O qué? — lo reto, sin importarme nada una mierda porque hace rato que perdí la escasa cordura que me quedaba.

Cualquiera diría que no tengo instinto de autoconservación, pero el hecho es que me satisface verlo a punto de liberar a la bestia que lleva dentro. Se le hincha la vena del cuello y sujeta con rudeza un puñado de mi pelo entre sus manos, callosas y llenas de venas.

— O te castigaré por no atar en corto esa lengua viperina — gruñe, en un tono que me calienta sin que pueda evitarlo.

Es justamente por eso que no mido mi respuesta.

— Hazlo.

Su expresión se ensombrece, haciéndolo ver todavía más intimidante y poderoso de lo que ya es. Sin previo aviso, se lanza a mi boca como un náufrago sediento y la invade con un beso feroz y exigente, sin medias tintas. Como es él.

Peligrosa alianza (+21) #1 Camorra  italianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora