🐍CAPÍTULO 24🐍

536 54 9
                                    


BIANCA

Tengo el pulso desbocado y contento tanto la respiración que es un milagro que todavía siga en pie.

Marissa está cada vez más cerca de mí y temo que si no hago algo pronto acabará descubriéndome.

Puedo pelear, pero ella está armada y yo no, por lo que llevo las de perder.

Y Umberto...estoy tan aliviada de que no esté muerto que no soy capaz de expresarlo con palabras, pero por desgracia estando inconsciente no podrá serme de mucha ayuda.

Tengo que salir de esta yo solita.

Piensa, Bianca, piensa, me digo a mí misma, desesperada. Cada vez me cuesta más respirar y siento que me ahogo en este espacio claustrofóbico.

Necesito salir...

Aguanta, susurra mi fuero interno.

Me hago con un palo de escoba y lo blando como si fuera la más letal de las armas, mientras espero con la frente perlada de sudor y el corazón a mil revoluciones.

Puedo oír los tacones de Marissa repiqueteando contra el suelo de piedra, cada vez más cerca.

Entonces ocurre lo que había estado temiendo. Veo cómo el picaporte empieza a girar desde fuera.

El juego del gato y el ratón se acaba. Y no me paro a pensar, simplemente me dejo llevar por mi instinto de supervivencia y actúo en consecuencia; en cuanto su mano asoma por la puerta, sosteniendo la pistola, arremeto con todas mis fuerzas y le propino un golpe soberbio con el palo, provocando que emita un alarido de sorpresa y la pistola caiga a unos pocos pasos.

Corro a por ella, pero la muy maldita se anticipa y me agarra del pelo, con tanta fuerza que arranca unos cuantos mechones y yo chillo de dolor y de rabia.

Marissa me tira al frío suelo del jardín y trata de recuperar su preciada arma. Sé que si lo consigue no tendré ninguna oportunidad, estaré muerta en menos de lo que canta un gallo y no pienso permitir que todo termine así. No cuando tengo más ganas de vivir que nunca y me quedan tantas cosas por hacer.

Esa convicción me hace sacar fuerzas de flaqueza y, aun a gatas, sujeto sus piernas y tiro para hacerla caer al suelo, donde me posiciono a horcajadas sobre ella.

Me da un codazo y trastabillo hacia atrás, gruñendo de ira cuando toma ventaja y me salta encima, aferrándome del pelo.

En un impulso, echo el puño hacia atrás y lo descargo contra su rostro. No contenta con ello, vuelvo a la carga y las dos comenzamos a rodar por el césped, embadurnándonos de tierra y sangre, pero golpeándonos como dos lunáticas.

—¡Voy a acabar contigo, zorra estúpida! —chilla como una histérica, intentando soltarse de mi agarre. En vano.

Le rodeo el cuello con ambas manos y empiezo a apretar, pensando en todo el daño que esta mujer ha hecho y planea seguir haciendo.

Ha asesinado a su propio tío, su familia. Por su culpa Umberto está herido.

Está intentando matarme y planea hacer lo mismo con Angelo.

Tengo que eliminarla.

Aprieto y aprieto hasta que se pone morada por la falta de oxígeno y yo solo siento un odio que me corroe por dentro. Al final la mafia me ha acabado consumiendo, pero la adrenalina no me deja lugar para el arrepentimiento.

Sin embargo, cuando ya estaba a punto de perder la consciencia, unos brazos hercúleos me arrancan de mi presa y por más que chillo y forcejeo con toda la fuerza de mi ira, es inútil.

Peligrosa alianza (+21) #1 Camorra  italianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora