🐍CAPÍTULO 17 🐍

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BIANCA

Me pregunto si Angelo es capaz de relajarse siquiera mientras duerme, porque no hay una sola vez en que me haya despertado y él ya no esté con los ojos abiertos, preparado para ponerse en marcha.

Nunca baja la guardia. No permite que nadie lo tome por sorpresa.

Y lo envidio. Pero también me encanta que sea así. Aunque me frustra que nada sea capaz de desestabilizarlo.

Las únicas veces en que lo he visto perder el control, ha sido por mí. Y eso me hace sentir poderosa.

Pero todavía no sé hasta qué punto le importo, más allá de que me necesita para que todo siga en orden. Porque nuestro matrimonio sigue siendo un mero trámite, no importa lo mucho que disfrute cuando me folla hasta dejarme exhausta.

Es solo físico, los sentimientos no tienen cabida aquí. Excepto el odio y la antipatía.

Pero debo aprovechar sus celos enfermizos para manipularlo a mi antojo. Anoche me di cuenta de cuánto se ciega cuando cree que alguien más puede tomar lo que es suyo.

Quiero ser su reina, quiero que me haga partícipe de todo, que me lleve a lo más alto y entonces, cuando ya ni siquiera pueda respirar si no me tiene cerca, me encargaré de hundirlo sin piedad.

Porque su familia no la tuvo con la mía. Y eso es algo que no pueda olvidar, por mucho que sienta una chispa de calidez ante la manera protectora en que sus brazos rodean mi cintura, como si no quisiera que nos separásemos.

La alerta de mensaje entrante en mi móvil me sobresalta, como si quienquiera que sea me hubiera pillado sumida en pensamientos que no debo tener, y me apresuro a echarle un vistazo.

Sonrío al ver que es mi hermana. Debí sospecharlo al ver la cantidad indecente de stickers que hay. Fiorella los usa para todo.

Una chispa de ternura me invade. La echo tantísimo de menos.

Pregunta cómo está yendo la luna de miel y qué tal se está portando Angelo. Pero ahí no acaba la cosa, porque no sería ella si no me recordara que tenemos que usar protección. Como si pudiera olvidarlo...

Angelo acaba de llamar al servicio para que suban el desayuno y le ha pedido a específicamente a Giustiozzi que se ocupe de mi asunto. Dios, ¿cómo voy a mirar a ese pobre hombre a la cara después de que este bruto le haya encomendado algo así?

— Es tu hermana, ¿verdad? — inquiere, terminando de vestirse y echando una ojeada en mi dirección.

— Sí, es ella — respondo, concentrada en teclear a toda velocidad una respuesta mientras siento cómo se me van poniendo coloradas hasta las orejas por la curiosidad de Fiorella en nuestros detalles sexuales. Sé que yo fui igual con Marcello y ella y que ahora estoy pagando mi karma.

Lo peor es que a Angelo no le pasa desapercibido mi sonrojo y se muestra obscenamente complacido por ello.

— A ver si adivino, te está preguntando cómo de bien follo.

— ¡Por amor a Dios! No..., no seas entrometido — farfullo, deseando que la tierra me trague. Eso solo le arranca una carcajada.

— No te pega hacerte la puritana, querida esposa. Además, mis hermanos también quieren saberlo. De hecho mira, Sabrina me está haciendo una videollamada. Será mejor que te pongas una bata y sonrías un poco, prepárate para el tercer grado — me suelta el muy maldito, regocijándose con el pánico que se apodera de mí.

No tengo ni idea de si bromea o habla en serio, pero me apresuro a cubrirme con la bata de seda, me arreglo el pelo y compongo mi mejor sonrisa. La cara de una sonriente Sabrina, que luce mucho más recompuesta y alegre que cuando me marché, aparece en la pantalla y enseguida me dejo contagiar por su entusiasmo.

Peligrosa alianza (+21) #1 Camorra  italianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora