TWO Lives

14. Arrepentimiento

NARRADOR EXTERNO: 

— Solo quiero matar a esos desgraciados y llenar mis tanques de gas —responde Ibsen—. Si eso es lo que quieres hacer tú, también te acompañaré. Si no, iré yo solo. 

— ¡Ir solo es un suicidio! —dice Reiner acercándose al chico de cabello ceniza preocupado— ¿Qué se supone que piensas hacer con un hombro herido? 

— ¿A quién le importa? Soy yo el que decide si arriesgarme o no. No necesito a nadie que me proteja...—dice Ibsen intentando evitar al rubio mientras comienza a acercarse a la de cabello azabache— Mikasa. Yo ya he tomado mi decisión. Ahora es decisión tuya si también vienes o no. No me apetece estar esperando a nadie, así que date prisa en elegir. 

— Todos los demás podéis quedaros aquí sentados, chupándoos el dedo como bebés. Sí, es mejor que hagan eso... —dice Mikasa dirigiéndose a todos los presentes. 

— ¡Esperad un momento! ¿Qué diablos pretendéis hacer? —pregunta una chica.

— ¿Vais a enfrentaros a todos esos titanes por vuestra cuenta? —pregunta otro chico bastante asustado.

— ¡Es imposible! —dice otro. 

— Entonces moriré —responde Mikasa cortante—. Pero si gano, viviré. Y no puedo ganar a no ser que pelee. 

— Es una estupidez seguir más tiempo aquí —dice Ibsen cansado de esperar, lanzándose para comenzar a avanzar entre los edificios. 

Mikasa se lanza también, y le adelanta en pocos segundos. Ibsen nota que la chica está usando demasiado gas, pero eso no importa ahora. Solo tienen que llegar hasta el cuartel y entonces tendrán todo el gas que necesiten. Al rato, todos los demás, comienzan a seguirles. Todos avanzan rápidamente por las calles, mientras Mikasa e Ibsen, al ir al frente, van eliminando a todos los titanes con los que se encuentran.

Ibsen salta y corre por los tejados, moviéndose de forma estratégica para ponerse siempre en la retaguardia de los titanes que hay en su camino. Con rápidos giros y ataques muy explosivos, corta las nucas de varios titanes antes siquiera de que estos puedan darse cuenta de su presencia. Obviamente, todo esto afecta negativamente a la herida de su hombro, pero la ira y adrenalina del momento le ciegan y le impiden sentir algún dolor. 

Mikasa, algo más adelante, hace lo mismo pero de forma menos estratégica. Aun así, su habilidad le sirve para eliminar a muchos más titanes de los que Ibsen ha conseguido matar.Sin embargo, la chica se queda sin gas, y cae al suelo. Armin sale corriendo hacia donde ella ha caído, mientras que Ibsen, indiferente a la situación, decide seguir adelante, limpiando las calles de titanes. 

— Maldición... —dice Jean viendo que Mikasa ya no va a poder seguir adelante. 

— ¡Jean! ¡Dirige a los demás! —grita Connie— ¡Yo iré con Armin! 

— ¡Yo voy contigo! —exclama Jean.

— ¡¿De qué mierda estás hablando?! —le responde el de ojos avellana— ¡Todavía quedan muchos titanes! 

— ¡Pero Ibsen se está encargando de ellos! ¡¿Por qué no los dirige él?! —imcrepa el de ojos marrones.

— ¡Creo que Ibsen ahora mismo no se encuentra en su estado más óptimo mentalmente! ¡Y físicamente tampoco! ¡Dudo mucho que muestre el más mínimo interés en guiar a los demás! —dice Connie intentando ocultar su clara preocupación por el de ojos grises— ¡Aprovecha que está reduciendo el número de titanes y avanzad! ¡Tengo el mal presentimiento de que le va a acabar pasando lo mismo que a Mikasa! ¡Tened cuidado! ¡E intentad que no le pase nada! —grita antes de alejarse.