20. Preguntas

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— ¿Van a juzgar a Eren? —pregunta Mikasa apartando un poco su plato de comida al saber lo que planean hacer los militares con Eren— ¿Para qué? 

— No estoy seguro, pero... Seguramente sea para decidir qué hacer con él —responde Armin. 

Siendo sincero, no me estoy manteniendo muy atento a la conversación. Desde que esta mañana me desperté en mi cama, no he sido capaz de parar de pensar en lo que ocurrió anoche con Reiner. Lo último que recuerdo es estar mirando el cielo junto a él, pero nada más. ¿Tan cansado estaba que no recuerdo ni siquiera cuando nos fuimos a dormir? No solo eso... Lo que me dijo... Realmente, nuestra primera experiencia luchando contra titanes ha sido horrible para todo el mundo. 

— ¿A qué te refieres con qué hacer con él? —pregunta la de cabello oscuro comenzando a preocuparse. 

— Seguramente vayan a decidir si dejarlo vivo o matarlo... —responde el rubio bajando la mirada.

Mikasa se levanta de golpe muy preocupada. Su cuerpo tiembla ligeramente al saber que Eren está bajo la posibilidad de ser sentenciado a muerte, una vez más. Después de lo que hizo para recuperar la ciudad, es difícil creer que quieran eliminarlo, pero en el fondo es comprensible. Que de buenas a primeras se haga noticia que un chico pueda transformarse en titán y que es un aliado de la humanidad es algo que no todos pueden digerir con la misma facilidad. 

Es comprensible que muchos tengan miedo de que las verdaderas intenciones de ese titán al que no conocen no sean las de salvar a la humanidad. Aun así, solo espero que el sentido común gane en ese juicio y que todos comprendan que ahora que por fin podemos luchar contra los titanes, no podemos eliminar como si nada nuestra mejor arma. 

— ¡Mikasa Ackerman! ¡Armin Arlert! —grita un soldado de la policía militar entrando de golpe en el comedor junto a otros dos soldados armados— ¿Están aquí? 

— Sí —responde Mikasa algo confundida. 

— ¡Tenemos la orden de tomarlos como testigos! —dice el soldado.

— ¿Testigos? ¿Por qué solo nosotros dos? ¿Y Ibsen? —pregunta Armin extrañado. 

— Yo no estuve tan presente como vosotros dos en todo lo que ocurrió alrededor de Eren durante la defensa de Trost —respondo intentando pensar en una causa que tenga algo de sentido—. De todas formas, me vendrá bien poder tomarme un día de descanso. Contadme lo que ocurre una vez volváis. 

Los dos chicos asienten y se marchan con los soldados y yo me quedo solo en la mesa. Me iría con Sasha y Connie, pero desde que llegué al comedor, su mesa ya estaba totalmente ocupada, así que terminaré de comer solo. Total, estaba tan sumido en mis pensamientos que durante toda la comida ha sido como si no estuviera.

Termino de comerme mi ración y comienzo a deslizar la punta de la cuchara por el fondo del plato. Por unos segundos alzo la vista disimuladamente hacia la mesa donde se encuentra Reiner con Bertolt, Jean, Annie y otros chicos. ¿Por qué no puedo parar de recordar lo de anoche? ¿Tanto me impactó que se abriera de esa forma conmigo? Supongo que sí. No esperaba que tuviera tanta confianza en mí como para contarme lo de su amigo Marcel. Aunque supongo que lo que más me carcome la cabeza no es que confíe lo bastante en mí como para hablarme de cosas tan personales. Lo que más me ha impresionado ha sido el haberme dado cuenta de que detrás de esa fachada de tipo tan bueno y alegre que actúa como el hermano mayor de todo el mundo, se escondía un chico triste y atormentado por los traumas de su pasado... No es la imagen que tenía de Reiner aunque debí haberlo sospechado aquella noche en el tejado cuando reaccionó de forma tan extraña ante mi abrazo. 

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