28. Annie

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NARRA IBSEN: 

Campo de entrenamiento para reclutas. Año 847. 

— ¡¿Qué?! ¡¿Has hablado con Annie?! —exclaman Connie y Sasha al unísono dejando de comer por un segundo. 

— No habléis tan alto. Se van a enterar todos en el comedor y van a pensar que es algo raro —Les regaño fijándome en si alguno de los demás reclutas ha escuchado a mis amigos gritar. Por suerte, todos parecen demasiado ocupados comiendo o escuchando la discusión rutinaria entre Jean y Eren. 

— ¿Y cómo ha sido? —pregunta Connie. 

— ¿Tenías miedo? —pregunta Sasha instantáneamente después. 

— ¿Te ha dado una paliza? 

— ¿Has rogado por tu vida? 

— ¿Ha intentado matarte? —ya están empezando a pasarse con las preguntas.

— Seguro que alguna de esas magulladuras te las ha hecho ella. 

— No digas tonterías Sasha. Annie siempre golpea las zonas más delicadas como el estómago o las rodillas. ¿Te ha pegado en alguno de esos sitios? 

— ¿Podéis parar ya? —digo cansado de tantas preguntas— No ha pasado nada. Simplemente, me he ido del entrenamiento de combate porque estaba frustrado y me la he encontrado. 

— Entonces, ¿No te ha pegado? —vuelve a preguntar Connie. 

— ¡Claro que no! ¿Por qué iba a hacer eso? —digo molesto. 

— Annie da mucho miedo... —dice Sasha bajando la mirada. 

— Cuando te mira, parece que esté planeando cómo golpearte hasta matarte... —dice Connie con un leve escalofrío. 

— ¿Qué tontería es esa? Es solo una persona muy seria y poco habladora. No es una asesina —digo defendiendo a la rubia.

— ¿Y sobre qué habéis hablado? —pregunta Sasha. 

— Sobre los... Sinsentidos del mundo... Creo. 

— ¿Crees? —dice Connie extrañado— ¿No sabes de lo que habéis hablado? 

— Claro que sí. Es solo que... Es raro. Me ha hablado sobre ciertas cosas, de cómo se organiza el mundo y cómo funciona el ejército que no le gustan. Me ha preguntado mi opinión sobre ellas. 

— ¡Quería saber si estabas de acuerdo o no con ella para darte una paliza o dejarte vivir! —dice Sasha golpeando su puño contra su otra mano como si acabara de llegar a la respuesta definitiva. 

— ¡Que no iba a darme ninguna paliza! —Vuelvo a repetir cansado de que los dos solo puedan pensar en eso al hablar de Annie. 

— Lo siento. Es la costumbre —dice Sasha.

— Creo que le pareció interesante que decidiera saltarme el entrenamiento y pensó que a lo mejor compartía su forma de ver las cosas. No sé si mi respuesta le convenció o no, pero al menos, creo que ya no es tan distante como antes —exclamo girando la vista para ver a Annie, la cual está terminando de beberse su jarra en otra mesa junto a Mina y otros reclutas. 

— Primero Reiner, y ahora Annie —exclama Connie con una amplia sonrisa juguetona— Sí que te gusta hacerte amigo de gente fuerte ¿Eh? Si alguien se mete contigo no va a tener ni oportunidad de llegar a enfermería cuando le peguen la paliza de su vida. 

— ¡¿Qué?! ¡Ya os lo dije! ¡No quiero hacerme amigo de nadie solo porque sea fuerte y pueda defenderme! ¡Yo sé defenderme solo! Además, siempre son ellos los que deciden acercarse a mí. Yo no voy buscando a nadie fuerte para hacerme su amigo... 

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