23. Gritos y disparos en el bosque

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NARRA IBSEN: 

Avanzamos lo más rápido que podemos durante varios minutos. En todo ese tiempo no vemos a Krista, ni a ninguno de nuestros compañeros que se encuentran más adelante. En cierto modo, me asusta no haber visto ningún rastro de ellos todavía. Aunque intento relajarme intentando creer que es porque ellos también han tenido que acelerar el ritmo al que se mueven y, por lo tanto, no podemos alcanzarlos todavía. 

— Maldición —exclama Ymir girando la mirada hacia atrás—. ¡Tenemos compañía! 

Cuando me giro hacia donde ella está mirando, veo a qué se refiere. A lo lejos, se puede divisar al menos a unos diez titanes que vienen corriendo hacia la formación. Todavía están muy lejos, pero es mejor no arriesgarse. Rápidamente, tomo una bengala roja de mi bolsa y la disparo. Seguramente no consigan alcanzarnos, pero es mejor que Erwin y los demás sepan que tenemos titanes siguiéndonos. 

— A la velocidad a la que vamos, dudo que nos alcancen —digo en tono tranquilizador. 

— Más nos vale, porque si contra uno ya hemos tenido que ingeniárnoslas y participar los dos para poder enfrentarlo en campo abierto, contra una decena...

— Por ahora dejemos de preocuparnos por eso y sigamos adelante... —digo intentando no centrarnos mucho en lo mal que nos encontramos ahora mismo— Por mucho que corran, los caballos corren más. 

— Sí. Mejor... —dice Ymir. 

Con lanzar la bengala ya hemos cumplido, así que ahora es mejor seguir avanzando. Solo espero que Reiner y los demás estén bien... En el momento en el que veo una bengala morada, siento como me da un vuelco al corazón. ¿Será Reiner? ¿Está en peligro? 

— ¿Una bengala morada? Está un poco desviada del rumbo de la expedición... —exclama Ymir al verla. 

— Vamos hacia allí. Podría ser uno de nuestros amigos —digo acelerando el ritmo. 

Corremos hacia el lugar de donde han disparado la bengala morada, pero al llegar, está vacío. Nos detenemos un poco para mirar en las proximidades, pero no hay nadie. Hay rastros de vendas con pequeñas manchas de sangre. Alguien herido. Aunque es posible que haya habido al menos dos, por lo bien que están cortadas las vendas me parece difícil que lo haya hecho el propio herido.

— Parece que se han ido hace un tiempo... —exclama Ymir observando el lugar— Aquí hay huellas de herraduras. Es posible que unos tres o cuatro caballos... 

— Alguien estaba herido, pero si ha podido seguir a caballo es posible que no haya sido tan grave... —digo intentando no imaginarme la peor situación posible. 

— Deberíamos seguir... Ya nos hemos alejado mucho de la formación —propone la castaña observando como un montón de bengalas verdes aparecen en el cielo— Qué raro... Con todas las bengalas rojas y amarillas que se han lanzado, ¿cómo es que no anuncia la retirada? 

— No estoy seguro. ¿Tal vez no las haya visto? —digo intentando pensar en algo. 

— Pues espero que eso sí que lo vea... —exclama Ymir señalando a varias bengalas negras que hay cerca del centro de la formación. 

— ¿Negras? ¿Tan cerca del centro? —digo asustado— ¿Cómo han dejado que un excéntrico llegue hasta allí? 

— Algo me huele muy mal... Mejor marcharnos. Los titanes que vimos corriendo antes deben de estar cada vez más cerca de aquí.

Volvemos a montar en nuestros caballos y comenzamos a correr. Empiezo a preocuparme enormemente. Un excéntrico que haya llegado tan lejos es demasiado extraño. Debería de haberse encontrado con veteranos y grandes luchadores por el camino y aun así ha conseguido acabar con ellos y seguir avanzando... Aunque ese sería el mejor de los casos... Con toda la gente que debe de haber muerto, es difícil de creer que sea un único titán, ¿un grupo de excéntricos tal vez? Esta situación está comenzando a ser demasiado extraña. 

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