Un vestido🏁

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C A P Í T U L O 37🥀

Isla Brown

Espero a mi madre en el auto mientras devoro una manzana con mucha hambre, a de ser medio día, iremos al centro comercial para comprar mi vestido de graduación y un traje para ella, pues mi graduación se aproxima, quedan pocos días para ser una graduada.

Doy una mordida a mi manzana, veo a Daemon salir de su casa junto a uno de sus hermanos, ambos se encuentran muy concentrados hablando, después de la cena con su familia no hemos vuelto a pasar palabra, las cosas entre nosotros no están bien, me he apartado de él, debe pensar las cosas que desea realmente y no dejarse llevar por el momento.

Me duele esta estúpida distancia, hay noches en las que he pensado saltar de mi balcón hacia el suyo y acostarme junto a él, escuchar los latidos de su corazón para poder quedarme dormida, sentir sus enormes brazos para sentirme segura, escuchar sus melodiosos ronquidos que resultan molestosos; sin embargo, son reconfortantes en las madrugadas, sentir su calor, olor, besos.

Me hace falta todo de él, pero debo darle su espacio, lo necesita y yo por igual, las cosas en casa tampoco andan bien y requieren de mi atención a tiempo completo, mi madre sale de la casa con un enorme bolso colgando entre uno de sus brazos, trae consigo unas gafas de sol puestas, imagino que el motivo de tales lentes es para esconder sus notorias ojeras, casi no duerme, pasa todo el tiempo llorando y maldiciendo por lo mismo.

— Ya podemos irnos.— cierra la puerta al entrar al auto y abrocha su cinturón.

Doy la última mordida a mi manzana, la envuelvo en una pequeña bolsa de basura y la coloco a un lado, desde que encuentre un bote de basura la tiro, enciendo el auto y empiezo a conducir con destino al centro comercial.

— ¿Tienes pensado del color que deseas tu traje?— giro hacia la derecha quedando estacionada en un semáforo.

— El color es irrelevante, solo deseo un traje para la ocasión.— responde sin interés.

— Bien, tú sabrás como eliges tus cosas.— con mis dedos doy leves golpecitos en el volante a la espera de que cambie el color del semáforo.

— No entiendo por qué quieres otro vestido, cuando tu closet está repleto de vestidos.— niega.

— Por la misma razón que tú, deseo un vestido para la ocasión, si tengo muchos o no, eso es irrelevante.— el semáforo cambia de color, arranco el auto y me adentro por las calles que tienen como único destino el centro comercial.

Últimamente, el estado de ánimo de mi madre es un asco, todo le molesta, pasa parte del día encerrada en su habitación, ya no es como antes, la separación con mi padre ha cambiado cosas en ella, cosas que solo van de mal en peor.

***

— Ese verde esmeralda te queda hermoso.— mi madre se pone detrás de mí y con sus manos estira la tela del vestido para que pueda verlo mejor.

Los diamantes que adornan mi cuello, los cuales son parte del diseño del vestido, la suave tela, el corte ondulado que tiene al finalizar la falda del vestido, son detalles hermosos que lo vuelven atractivo, me da más razones para elegir este vestido.

— El vestido es precioso, creo que me lo llevaré, aparte de que me servirá para otra ocasión.— me doy otra vuelta frente al espejo para verme nueva vez.

— Es una buena elección, aunque todo te queda bien cariño, la belleza que tienes opaca lo demás.— aprieta mis hombros como una forma de cariño y se aleja con su traje en mano.

Me adentro al vestidor y vuelvo a dejar el vestido en el gancho de ropa, me visto rápidamente y salgo a llevar el vestido a caja, no quiero que perdamos más tiempo, todavía tengo otras cosas por hacer, cuando quiero pasar el día escogiendo vestidos lo hago, pero hoy no es buen día para eso, aparte de que el tiempo no ayuda.

— Ya el vestido está pagado.-- mi madre toma todas las bolsas.— ¿Podemos irnos?— y ahí vuelve a relucir el mal humor que carga siempre.

— Si mamá, ya podemos irnos.— le quito unas cuantas bolsas y salimos de la tienda.

El día no podía empeorar, para mi mala suerte, mi padre y América, su amante o mejor dicho, su nueva pareja chocan con nosotras, volteo a ver a mi madre, suelta las bolsas y se avienta sobre América, la golpea con rabia, suelto mis bolsas y me acerco a mi madre para separarla, mi padre hace lo mismo con América, mi madre se remueve en mis brazos.

— ¡Eres una zorra, perra!— grita mi madre con furia, todos a nuestro alrededor sacan sus teléfonos y graban la escena con sorna, no encuentro donde meter la cabeza por la vergüenza.

— Te voy a pedir Gissel que no le faltes el respeto a América, mucho menos en este lugar, frente a cientos de personas.— mi padre sale en defensa de su pareja, lo esperado.

— ¡Son unos malditos, maldigo la hora en la que te conocí, la maldigo Marc!— mi madre intenta irse sobre ella, me interpongo en medio de mi madre.

— ¡Ya basta, por favor mamá!— grito con fuerza, más de la que podía imaginar.

— Por lo que veo, la única manera en la que podremos hablar civilizadamente es ante un juez.— mi padre toma el bolso de América y se da la vuelta para irse.

Tomo las bolsas y camino hacia el auto, no importa si mi madre se ha quedado atrás, bastante tengo con el bochorno que me ha hecho pasar allá dentro, sé que dentro de horas seremos tendencia en las páginas de chismes, de solo pensarlo me duele la cabeza.

Aviento todas las bolsas hacia la parte trasera del auto, a lo lejos diviso a mi madre caminando hacia mí, puedo escuchar a las personas murmurando sobre lo sucedido, no hace rato, siento vergüenza, entiendo que mi madre está molesta con mi padre, pero eso no le daba derecho a irse a los golpes con América como si se tratara de dos cualquieras.

Espero a mi madre en el auto, sigo viendo hacia el frente, pero mis pensamientos están en lo acontecido, no puedo creer como mi madre fue capaz de caer tan bajo, todo por el amor de un hombre, que simplemente ya no la ama.

—Isla... yo.— la corto.

— No quiero escuchar una sola palabra, al menos por hoy.— aprieto el volante con rabia, conduzco en todo el trayecto en absoluto silencio, tengo un nudo en la garganta que siento que si hablo en cualquier momento explotaré toda la ira que llevo acumulada.


Separados (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora