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Lo primero que hizo TaeHyun luego de tener una larga charla con BeomGyu, fue buscar al especialista que llevaría el embarazo.

Para ser más precisos, un especialista en embarazos masculinos.

No tardó en agendar la cita lo más pronto posible y mucho menos en despertarse apenas la alarma sonó a las siete de la mañana.

Bostezó, restregando sus ojos. Observó a su lado, su pareja dormía tranquilamente, respiraba pausado...

Sería una pena que le lanzara una almohada en la cara.

No, hay que ser cuidadosos. Habló su lobo, aunque la idea no estaba mal.

Tienes razón.

—Lindo... Despierta, vamos... —habló moviendo levemente al omega que se quejó abriendo solo un poco los ojos para ver a Kang.

—Pudrete —murmuró malhumorado por su recién despertar. TaeHyun se inclinó y besó la punta de su nariz, luego sus pómulos, sus párpados cerrados, su mentón y sus labios de último.

—Mi dosis de ternura al día está a punto de agotarse, así que levántate —le dijo besándolo una última vez antes de irse a asear.

Si, desde hace años atrás no les importaba besarse sin lavarse los dientes.

BeomGyu se quejó y tomó asiento en la cama, cubrió su cara y bostezó.

Volvió a hacerse bolita en una orilla del nido, cerró los ojos unos segundos.

—BeomGyu... Son las ocho —escuchó a TaeHyun, abrió los ojos de sopetón, observó a su pareja medio arreglada, casi lista para salir.

—¿¡Las ocho!? ¡La cita es a las ocho y media! —recordó levantándose de sopetón, lavó sus dientes, su cara y empezó a desvestirse para ducharse apurado. TaeHyun se apoyó del marco de la puerta con una risa mirando como el omega se quitaba la camisa y la arrojaba al suelo con rapidez.

—Beom... Bonito, son las siete y quince, ve con calma —le dijo enseñándole el reloj de muñeca que tenía. BeomGyu abrió la boca en un círculo, frunció el ceño acercándose al alfa.

Se sintió engañado, se había asustado y sobre todo, se había levantado muy rápido de la cama, por eso, lo sujetó de la oreja, apretando.

—¿Sabes el susto que me diste, alfa ridículo? —habló entredientes, apretando la oreja ajena, Kang se quejó de dolor, BeomGyu apretó una última vez— Te lo mereces, por imbécil.

—Ven acá —lo jaló de la cintura con una carcajada.

No se arrepentía, había sido muy gracioso para él, el dolor en su oreja era lo de menos.

BeomGyu dejó sus manos en los hombros del otro, lo observó con el ceño fruncido.

—Era la única forma de despertarte —se defendió a pesar de que el omega solo rodó los ojos.

Kang acercó su nariz al hombro ajeno, la pasó un par de veces por allí, la piel estaba caliente, aún con el calor de las cobijas y el nido en él, sonrió levemente cuando sintió un apretón en los hombros. Pasó su nariz hasta la curvatura del cuello ajeno, sobre la marca, besó castamente e inhaló, captando por primera vez, un leve cambio de aroma en BeomGyu.

—Hueles... Hueles...

—¿A basura? Si, no me he duchado —bromeó el omega haciendo a un lado su cabeza, dándole más acceso al alfa que seguía oliendo, pegando sus cuerpos cada vez más. Su zona erógena era el cuello, y se volvía muchísimo más dócil cuando de la marca se trataba, el simple hecho de que el alfa la rozara le daba escalofríos.

Another Soft Story || TaeGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora