DORADA'S PRIZE Traducción | Atsuhina

XXXIII

Shouyou no estaba seguro de haber experimentado una ira tan intensa como esta.

Se sintió horrible darse cuenta de que se dejó caer en una trampa, por supuesto, pero ¿descubrir que la trampa antes mencionada involucraba la muerte de todos los pasajeros, incluidos los inocentes de dos vagones del tren?

Eso fue imperdonable, y Shouyou estaba más que cabreado.

Fue por eso que, en el momento en que el tren se detuvo con un chirrido, Shouyou irrumpió por la puerta trasera del último vagón, sus ojos inmediatamente encontraron a Storm trotando hacia el tren después de que Osamu saltó a la locomotora. Bien. Necesitaba un caballo rápido y fiable. Sin otro pensamiento, corrió hacia el semental a toda velocidad.

A lo lejos, escuchó a Tooru gritarle, diciéndole que se detuviera; esperara a los demás; pensara en un plan antes de salir corriendo, pero Shouyou no estaba dispuesto a dejar escapar a Ukai. Esta vez, no estaba huyendo.

Así que cabalgó, moviéndose con las poderosas zancadas de Storm a través de las praderas junto a las vías del tren, pasando cuerpos y algunos caballos atrapados en el fuego cruzado en el camino, y contra esta espantosa vista, Shouyou mantuvo su enfoque hacia adelante, su mirada afilada en una mota distante de los vagones del tren desanclados más abajo en la vía, sus marcos crecían constantemente a medida que acortaba la distancia entre ellos.

No tenía un plan, solo un impulso ardiente para detener los planes de Ukai o morir en el intento.

Shouyou mantuvo su arma lista mientras se dirigía a los vagones del tren estancados, sus ojos se movían de un lado a otro en busca de cualquier señal de movimiento mientras desmontaba lentamente y subía a la pequeña plataforma frente a la puerta más cercana. Si Ukai estaba adentro, definitivamente comenzaría a disparar; lo mejor que pudo hacer Shouyou fue tomarlo por sorpresa.

Armándose de valor, Shouyou hizo que la puerta se abriera de golpe con una fuerte patada, y rápidamente apuntó hacia abajo con la mira de su revólver, con el corazón retumbando en sus oídos. Vio polvo flotando en el aire, levantado por su intrusión, así como un escritorio y algunas sillas descansando en el centro de la habitación. La cabina estaba bien decorada con los mismos adornos que el último vagón, pero estaba vacía. Lamentablemente, frustrantemente vacía.

Con los sentidos en alerta máxima, Shouyou entró para investigar, asomándose por las ventanas y mirando detrás del escritorio. Nada.

Con un gruñido, se dirigió al último vagón, el furgón de cola lleno de equipaje, y atravesó la puerta para hacer un descubrimiento similar: montones de maletas y cajas sin otra alma viviente a la vista.

¿¡Qué demonios!?

Corrió afuera, corrió alrededor de los autos, comprobando debajo de ellos antes de moverse para subirse al techo. El viento azotó sus brillantes mechones rojizos mientras entrecerraba los ojos, escaneando el horizonte y las colinas circundantes en busca de cualquier señal de movimiento.

¿A dónde fueron? Cuando lo pensó: si desconectar los vagones era la intención de Ukai en primer lugar, habría sabido que el riel no los habría llevado mágicamente de regreso a Misbury. El líder de la pandilla habría planeado un escape, como arreglar un carruaje para que los recogiera cerca, o encontrar un buen lugar para esconder caballos y suministros... como en esa arboleda ubicada detrás de una colina distante.

¿Era eso?

Shouyou le dio al área una última exploración, notando la mancha oscura de una figura que se alejaba del tren en su dirección a caballo. Uno de sus aliados, supuso, pero no tenía tiempo de esperar a que llegaran; en cambio, saltó al suelo y montó Storm, dirigiéndolo hacia la arboleda con una fuerte patada en sus talones.