Película

1.9K 203 47
                                    

«No te involucres. No es tu familia. No es tu problema. No es tu hija. Solo vas a hacer las cosas más complicadas para ti.»

Y repetir. Ese era su mantra ahora.

La verdad es que todo este problema había comenzado porque Blitzo había estado pensando en qué otras sucias cosas él podría hacer con Stolas. Hasta el punto en que esperar un mes se había vuelto inimaginable. Así que Blitzo había manipulado la poca experiencia de Stolas para un encuentro no agendado que seguramente los dos disfrutarían. En especial porque Blitzo había tenido un día agotador y como Stolas le escribía diariamente, tomando confianza en su propuesta de «Conmigo, puedes hacer lo que quieras», Blitzo decidió dirigir los pobres intentos de coqueteo de Stolas a insinuaciones más íntimas hasta el punto en que pareciese que Blitzo estaba resignándose a ir al palacio de Stolas fuera de la luna llena.

Una voz en su cabeza le recordó que un día se iba a arrepentir de pervertir las torpes acciones de Stolas y que toda su manipulación crearía algo que no podría manejar.

Pero ese día no era ese.

Ahora era la mañana siguiente y Blitzo había procrastinado su partida por horas y seguía ahí, curioseando en la biblioteca privada de Stolas porque era el cuarto donde su esposa jamás entraría. Además, el lugar era enorme. Indudablemente más grande que el departamento que compartía con su hija. Así que Blitzo no encontraba problema con quedarse ahí y no merodear por el palacio.

Pero eso había llevado a que oyera la conversación que Stolas y su hija tenían en el corredor.

— Lo siento, Via. En serio, lo lamento tanto. —Stolas sonaba tan miserable.

— Ya te dije que está bien. Lo entiendo. —Octavia respondió.

Y ella sonó carente de cualquier emoción al decir eso. Lo que hacía que cualquier padre preocupado entrase en crisis. Así que Blitzo contuvo la risa cuando exactamente eso pasó.

— ¡Podemos ir mañana! Oh, no, querida, —Stolas aceleró su voz con nerviosismo— no sé si este asunto terminará mañana. Pero cuando—

— ¡Papá! No importa

— Pero querías ver esa película...

«No te involucres. No es tu familia. No es tu problema. No es tu hija. Solo vas a hacer las cosas más complicadas para ti.»

— Yo puedo llevarla. —Blitzo salió al corredor y se cruzó de brazos— Hoy no trabajo y puedes pagarme para ser su guardaespaldas.

— No necesito que el novio de mi padre—

— No soy su novio, —Blitzo aclaró con exasperación— Mira, va a ser más divertido ir conmigo que con tu padre ¿O quieres otro momento Loo Loo Land?

— ¡Blitzy! —Stolas apoyó sus manos sobre su cintura y era ridículo pensar que alguien tan suave y delicado pudiese ser la autoridad de alguien— Estoy haciendo mi mejor esfuerzo aquí.

Lo sabía.

Blitzo lo sabía.

Él acarició el espacio entre sus cuernos y respiró hondo antes de señalar a Stolas.

— Vamos a dejar en claro algo. Tu hija sabe que la razón por la cual no puedes cumplir tu promesa es por una buena razón. —Blitzo señaló a Octavia— ¿Verdad? —Ella solo asintió y Blitzo tuvo que hacerle un gesto para que hablara.

— Lo oí todo, papá. El abuelo llamó para que yo lo asistiera en un ritual. —Octavia se abrazó a si misma y desvió la mirada— Tú te ofreciste a ir en mi lugar porque sabes que no me gusta estar con él. Aunque... tú tampoco disfrutas su compañía.

Caer Rápido ¦o¦ Caer FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora